Si entre las muchísimas consecuencias del invierno demográfico está la pérdida de consumidores y los que quedan compran menos, lo lógico sería que la demanda también se resintiera. Pero en el caso de la alimentación en Galicia falta una importante variable más en esa ecuación, la de los precios. Que no paran de subir. Los productos básicos para llenar la nevera acumulan entre enero y junio un encarecimiento del 1,8%, el mayor ascenso de los últimos seis años. Para encontrar el último ejercicio de relax en el bolsillo hay que retroceder hasta 2009, cuando los precios descendieron un 2,2%. Nada queda de esa tregua. Desde entonces, el alza del coste de la alimentación en Galicia es del 13,1% -de casi el 40% en comparación con 2001-, un avance que solo supera Cataluña (15,2%) en todo el país. Por eso el gasto en alimentos en la comunidad se mantiene en niveles máximos, a punto de marcar un récord, a pesar de que el consumo por persona está disminuyendo.

Ese gasto total alcanzó el pasado año los 4.402 millones de euros, según el balance que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Es un 1,1% más que en 2016, cerca de 50 millones de euros. El consumo por persona, en cambio, bajó un 1,2%, hasta los 662,6 kilogramos. Lo que no evitó, por la presión de los precios, que al final cada gallego tuviese que desembolsar prácticamente lo mismo aunque adquiriese menos alimentos: 1.599 euros. El año anterior fueron 1.601 euros. Dicho de otra manera: el kilo de comida se cotizaba a 2,39 euros en 2016 y escala a los 2,41 euros en 2017. Un importe del que no hay precedente en las estadísticas del ministerio. Una década atrás, en 2006, el kilo de alimentos en Galicia rondaba los 2,16 euros.

Con la evolución que está siguiendo el precio de la cesta de la compra, Galicia enfila un nuevo techo en el gasto total en alimentación. De momento se mantiene en 2009, con 4.444 millones de euros. Claro que entonces las compras ascendían a prácticamente dos millones de toneladas, un 8% por encima de las 1,8 toneladas del pasado ejercicio.

Galicia es tradicionalmente una región de consumos de alimentación elevados. La quinta, en concreto, en 2017. Por cada habitante fueron 662,6 kilos. En Baleares llegó a 708,8; 693 en Canarias; 677 en Cataluña; y 667 en Asturias. La media estatal se situó, según el balance del ministerio, en 633,4 euros. A la cola figuran Madrid (573,7 kilogramos por persona al año), Extremadura (567,5) y La Rioja (546). En gasto per cápita, Galicia repite como quinta autonomía, con 1.599 euros, por detrás de País Vasco (1.729), Cataluña (1.701,7), Cantabria (1.615,5) y Asturias (1.610,3). En el conjunto del Estado son 1.479,8 euros.

Nada de eso se puede entender sin la transformación de la demografía en España. "Una menor población global junto a una mayor proporción de hogares de menor tamaño y sin hijos hace que el consumo dentro del hogar no crezca -remarca el estudio-. Asimismo, la reducción del desperdicio alimentario y un mayor consumo fuera de casa podrían también explicar la menor compra de alimentos por parte de los hogares".

Con la suma del consumo dentro y fuera de casa, cada español alcanzó los 751,4 kilogramos/litros en 2017. El gasto alcanzó los 102.584,72 millones de euros, a una media de 2.525,7 euros por persona. El 80% se destinó a alimentos (82.528 millones de euros), un 13,3% a bebidas frías y un 6,3% a calientes.

La inmensa mayoría del desembolso, casi nueve de cada diez euros, se hace para el domicilio. El gasto en alimentos, bebidas y aperitivos en restaurantes y bares se situó en 35.094 millones de euros. El análisis subraya "la buena evolución" de las bebidas frías, como la cerveza y el agua, mientras que otros productos, como el vino y el cava, "pierden intensidad en el consumo" en 2017. ¿Cuánto dinero reservaron los españoles el pasado ejercicio para tomar algo o comer fuera? Pues 1.311,9 euros por persona.

Los mensajes contra el desperdicio de comida están calando en la sociedad. A la basura fueron 1.229 millones de kilos de alimentos en condiciones de ser consumidor (el 4,3% de todo lo que se compra), unos 23,6 millones de kilos por semana. Es mucho, pero menos que el año precedente, después de una caída del 5,7%.