De uno de los años más extraños en la meteorología de Galicia salió uno de los peores balances para el sistema eléctrico de la comunidad. El pasado 2017 dejó en herencia una gravísima sequía que se prolongó con el cambio de ejercicio, 15 meses consecutivos con alertas que pusieron en jaque hasta el consumo de agua de empresas y hogares en parte del territorio. El medio ambiente y la energía están condenados a entenderse. Porque pasan cosas como esa, que la generación aquí, potencia mundial en electricidad, se desplomó a mínimos de 12 años y el 41% del total vino de la quema de carbón a falta del tiempo necesario para alimentar las renovables. Con la vuelta a la normalidad, Galicia recupera también las fuentes limpias como joya de la corona energética. Produjeron de sobra durante el primer trimestre de 2018 como para cubrir toda la demanda interna.
La mayoría de las alertas se desactivaron en febrero tras un invierno generoso en lluvias. Por eso todavía, a pesar de la reactivación del sector, los datos de producción están muy lejos de ser los habituales. Se superaron ligeramente los 9.000 gigavatios hora (GWh), lo que supone un incremento del 23,8% en comparación con el mismo periodo del año pasado, según el informe que acaba de publicar Red Eléctrica de España (REE). En 2014 y 2016, por ejemplo, se rozaron los 10.000.
Más de un tercio de la generación en Galicia entre enero y marzo llegó de las hidroeléctricas. Los embalses se llenaron y volvieron a ser, como suele ocurrir en periodos de meteorología normal, la principal fuente energética de Galicia. Unos 3.100 GWh tras un incremento del 118%, una variación muy ilustrativa de lo que supuso la sequía para el sistema.
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La subida de la generación eólica fue del 20%, hasta los 2.763 GWh. Su peso también se elevó notablemente respecto al primer trimestre de 2017 y alcanzó el 30,6%. El carbón cayó del podio al tercer lugar. La actividad de las dos centrales térmicas de la comunidad, la de Endesa en As Pontes y la de Naturgy, antigua Gas Natural Fenosa, en Meirama, retrocedió un 12%, con 2.294 GWh (el 24,4% del total).
Como consecuencia también de la mejoría en las renovables, el sistema tiró mucho menos del gas. Los ciclos combinados redujeron su aportación de electricidad casi un 35%, poco más de 60.000 GWh. También la cogeneración, que aprovecha los procesos internos de las fábricas para producir electricidad, se resiente este trimestre: 657.000 GWh, un 7,2% menos. En conjunto, las tecnologías verdes sumaron alrededor de 6.500 GWh, el 72% de la generación.
La demanda de electricidad del sector doméstico y las empresas pega un importante acelerón y ascendió hasta marzo a 5.388 GWh. Se consumió un 3,4% más que en los tres primeros meses de 2017. Aún así, a pesar del aumento y de que la producción total no alcanza todavía esos niveles de periodos con precipitaciones normales, Galicia pudo destinar una parte muy relevante de su producción a la exportación tanto a otras comunidades como a Portugal. ¿Cuánto? Más de 3.500 GWh. Prácticamente el 40% de la generación y un 79% por encima del saldo de intercambios acumulado en los mismos meses del ejercicio anterior.
