En siete de cada diez municipios gallegos (220 en total) ya hay más pensionistas que afiliados a la Seguridad Social. El envejecimiento de la población se aceleró durante la crisis por la pérdida de población activa debido al éxodo de mano de obra, principalmente joven; los mayores cada vez pesan más en el padrón municipal. El problema es que pocos concellos han logrado de momento generar oportunidades laborales para contar con más cotizantes que perceptores de una paga de jubilación o, cuanto menos, que los pensionistas no sean una mayoría tan absoluta. De hecho solo 40 municipios de Galicia cuentan a día de hoy con más afiliados que antes de la doble recesión. Representan apenas el 12% del total; entre ellos no figura ninguna de las siete principales urbes. Esta mayor recuperación se centra en las áreas de Vigo y A Coruña.
En comparación con junio de 2009, la economía gallega tiene todavía camino por delante para superar los más de un millón de afiliados que tenía entonces. Faltan cerca de 50.000, en concreto, y, al ritmo actual de creación de empleo, alcanzaría ese umbral a mediados de 2020. Esto es, casi doce años después del aterrizaje en Galicia de las primeras consecuencias de la crisis. Pero esos 40 concellos sí han rebasado ya la cifra de afiliados previa al estallido de la burbuja inmobiliaria y el crack financiero. La comarca de Vigo concentra cinco de estos municipios: Baiona, Gondomar, Porriño, Salceda de Caselas y Soutomaior. Entre todos cuentan con 1.746 afiliados más, lo que representa un incremento del 7,6% respecto a 2009 (frente al retroceso del 4,8% del conjunto de Galicia).
Sin duda es Porriño el concello que marca la diferencia, también a nivel autonómico. Ha elevado la cifra de cotizantes en un 12% en plena doble recesión ( double-dip recession), con cerca de 900 trabajadores en alta laboral más. Pero es que este municipio es, además, uno de los que tienen una mejor ratio entre cotizantes y pensionistas. Tiene 2,3 afiliados por cada mayor dependiente, el doble que la media gallega. En la provincia de Pontevedra Ribadumia, Poio, Barro, Cangas, Salvaterra, Valga, Pontecesures, Catoira y Tomiño son los demás que forman parte de este escaso grupo.
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En la de A Coruña sucede algo similar: aunque la ciudad herculina no ha podido recuperar todavía todos los empleos destruidos o perdidos con la crisis -le faltan todavía cerca de 4.800 cotizantes para hacerlo-, la recuperación sí se ha producido en los concellos limítrofes, en gran medida por el efecto Inditex. Arteixo, Oleiros, Cambre, Sada y Carral suman un millar de afiliados más que en junio de 2009. Es un aumento conjunto del 2,4%, inferior al del área de Vigo al carecer del factor Porriño. Ciudades que crecieron al abrigo de Santiago (Teo, Ames, Vedra) también tienen más trabajadores ahora que antes de la recesión. Por contra, Lugo solo aporta dos concellos (Outeiro de Rei y Alfoz), y Ourense hace lo propio con otros cuatro (Allariz, O Carballiño, Barbadás y San Cibrao das Viñas). El caso de Ferrol es significativo por el deterioro experimentado en la última década, en la que ha perdido casi 3.000 cotizantes. La afiliación en este caso se contrajo un 13,5%, el triple que la media de Galicia.
