Con un Ebitda de 60 millones en 2017 y la mayor cuota de mercado del mundo en merluza congelada a bordo y langostino patagónico, a Grupo Ibérica de Congelados (Iberconsa) no le faltan pretendientes. El fondo de capital riesgo Portobello, que en 2015 pagó 30 millones por el 55% de la sociedad, ya distribuyó en mayo un confidential teaser (documento para llamar la atención de potenciales inversores, elaborado esta vez por Nomura y E&Y) con la intención de salir del accionariado. Se distribuyó entre otros fondos de inversión y compañías del sector; los interesados tienen esta semana la última oportunidad para presentar una puja por la que se ha convertido -de momento- en segunda mayor compañía pesquera de España. La línea roja es la "preservación íntegra del grupo", sin desmembrarlo.

A falta de la salida de la banca de Nueva Pescanova -entidades llegaron a ofrecerla ya por 800 millones y con facilidades financieras, como avanzó FARO-, el traspaso de Iberconsa se convertirá en la mayor operación que haya vivido hasta ahora el sector. Lo que recibirá Portobello antes del día 28 serán propuestas "no vinculantes", ya que el proceso no se reanudará hasta septiembre, según fuentes conocedoras de la operación. Lo que no ha trascendido es el precio, aunque otros actores consultados hablan de una horquilla entre seis y ocho veces Ebitda. Sea cual sea, las plusvalías para Portobello serán elevadas. Ahora bien, su entrada en el capital de la compañía fraguó una revolución, no solo en Iberconsa, sino en toda la industria.

La sociedad que dirige Alberto Freire dispone ahora de 42 buques (22 en Argentina, 11 en Sudáfrica y nueve en Namibia), cinco plantas de procesado y un volumen de capturas de más de 100.000 toneladas. Su previsión pasa por superar los 400 millones de facturación a cierre del presente ejercicio, y sobrepasar asimismo los 70 millones de Ebitda. A modo de ejemplo, Nueva Pescanova cerró 2017 con un resultado bruto de 81 millones, pero factura más del triple. Es un perímetro, el de Iberconsa, que sus accionistas no quieren perder. "Tanto el accionariado como el management de la empresa valoran el potencial que una operación de esta naturaleza brindaría a Iberconsa para plantearse objetivos aún mas ambiciosos", expuso a FARO Freire cuando trascendió la intención de Portobello de salir del capital.

La pesquera acaba de sellar además la operación que ambicionaba: la compra de una factoría en España. Será, como avanzó este periódico, la antigua planta de Freiremar en Bouzas, en la que invertirán unos dos millones de euros en su "rediseño". Desde la empresa no han dado detalles del montante de esta adquisición. "Las instalaciones fueron concebidas para una especialización distinta a la que tenemos prevista", expusieron desde Iberconsa a la publicación especializada Alimarket.

Portobello ejerció de acicate en el sector y fue el primer fondo en entrar en una industria minifundista pero con potencial de crecimiento. Tras él desembarcaron en Galicia los chinos de Shanghai Kaichuang (en la conservera Albo) y el fondo GED (en la operadora de pulpo Discefa), y han tentado a Fandicosta o Interatlantic Fish. La patronal Conxemar augura más operaciones de este tipo, mientras que las principales operadoras de Vigo preparan más compras para ganar capacidad industrial y volumen tras haber invertido unos 150 millones en los dos últimos años.