El Abate Molina es uno de los dos buques oceanográficos con los que cuenta el Gobierno de Chile, país con unos 4.300 kilómetros de costa. Donado por el Gobierno de Japón, fue construido en el centenario astillero Miho en 1991. Deberá dejar de prestar servicio en el año 2022, y por eso el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) -principal asesor de Lima en materias de asesoramiento científico pesquero- ha pedido que se inicie de urgencia el proceso para construir uno nuevo. Y se ha fijado en siete astilleros de todo el mundo, dos de ellos de Galicia: Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard) y Armón Vigo.

Responsables del IFOP acudieron la semana pasada a la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura del Senado chileno para acelerar la renovación del Abate Molina, un buque "fundamental en la investigación pesquera oceanográfica". Según la presentación, a la que ha tenido acceso FARO, "la construcción de un buque demora entre 18 y 24 meses", a sumar a los trámites burocráticos de la administración y de contratación del astillero. Por eso, aseguran, el tiempo apremia. "Se deben realizar gestiones urgentes para iniciar a la brevedad el proceso de adquisición de un buque".

Aquí es donde entran los astilleros de Vigo, ya que el IFOP ha seleccionado a los de mayor expertise en este segmento del naval. Respecto a Freire -tiene ahora en construcción un oceanográfico para Arabia Saudí, el Taqnia, y otro para Bélgica- ha tomado como ejemplo el BAP Carrasco, de la Marina de Guerra de Perú. Se entregó en marzo del año pasado, y entonces fue calificado por Freire como "el más avanzado de América Latina". Con Armón Vigo -acaba de botar un buque research, el Svea, para Suecia- han utilizado como referencia dos construcciones: el ARC Roncador, para Colombia, y el Víctor Angelescu, para el Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero (Inidep) de Argentina. No hay previsión del Senado chileno de momento para atender o no la recomendación de sus científicos.