La digestión de la burbuja del ladrillo ha sido lenta y costosa para las entidades financieras. Sigue reduciendo margen neto en sus cuentas de resultados y les obligó a ejercer de lo que no eran: inmobiliarias. La irrupción en el mercado español de los fondos buitre ha rebajado la tensión con ventas en bloque de grandes carteras de activos tóxicos, aún pese a los grandes descuentos. Banco Sabadell informó ayer de la venta de la "práctica totalidad de su exposición inmobiliaria" a Cerberus Capital Management, misma sociedad que asumió el pasado noviembre el 80% del ladrillo de BBVA e hizo lo propio en los últimos tres años con el de Bankia, Liberbank o Cajamar. Con la operación firmada ayer Cerberus se hace más fuerte en Galicia; si se suman sus activos a los de Blackstone (otro fondo buitre), que en agosto se hizo con el control de la extensa cartera inmobiliaria de Banco Popular, suman cerca de 2.000 propiedades en venta.

Según la información disponible en su web, Solvia -seguirá siendo 100% de Sabadell, con exclusividad para la venta de los activos- dispone de 210 propiedades en Galicia, sobre todo viviendas, parcelas y locales comerciales. Forman parte en su mayoría de los "activos adjudicados problemáticos" de la entidad, que a cierre del primer trimestre sumaban un importe en libros bruto de 7.416 millones de euros. El grueso era la herencia de los préstamos concedidos para la construcción y promoción inmobiliaria (5.431 millones), por los 1.984 de los que se aprobaron a los hogares para la compra de vivienda. La operación con Cerberus implica el traspaso de una cartera de 9.100 millones de euros, con un valor neto contable aproximado de 3.900 millones. Fuentes del sector anticipan otra operación similar por parte del Sabadell, esta vez una cartera de créditos con garantías inmobiliarias por 2.500 millones procedentes de la CAM; el comprador será Deutsche Bank.

La oferta

De vuelta a Galicia, a la cartera de este fondo neoyorkino hay que sumarle las 421 propiedades que tiene en venta a través del portal inmobiliario de BBVA y las 221 de Haya Real Estate (que prevé sacar a Bolsa después de verano, tras haberla anulado en dos ocasiones). En suma, y solo en lo que respecta a viviendas, la oferta de Cerberus asciende a 383 inmuebles. De ellos 97 están en Pontevedra, 208 en A Coruña, 44 en Lugo y 34 en Ourense. Blackstone, por su parte, ofrece -a través de Aliseda, ex del Popular- otras 248 viviendas. Eso sí, este último fondo, sobre todo por su extensa cartera en locales comerciales y suelo (474 propiedades entre ambos tipos de activos) sigue siendo el mayor propietario inmobiliario de Galicia. La compra del 51% de Aliseda supuso el traspaso de activos con un valor bruto contable de más de 30.000 millones de euros, lo que la convirtió en la mayor operación inmobiliaria privada de la historia en España. Y redundó en Santander: su exposición al ladrillo ha caído hasta solo 5.200 millones (valor neto). Ahora la entidad que preside Ana Botín solicitará a Hacienda el abono de en torno a 1.000 millones de euros en créditos fiscales heredados del Popular, como expuso esta semana en el Congreso el número dos del banco, Rodrigo Echenique.

Cerberus, aparte de su músculo en el mercado inmobiliario gallego, fue propietario de una proveedora del automóvil, Reydel, con una factoría en Salceda de Caselas. El pasado abril la vendió a un holding indio, Motherson Sumi Systems, por 201 millones de dólares (163 millones de euros, al cambio de entonces).