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La industria de la automoción

La presión sobre el diésel dispara un 50% la recaudación fiscal por la venta de coches en la comunidad autónoma

La industria clama contra la "demonización" del diésel: "Ni es el problema ni hoy por hoy tiene sustitución" -Las matriculaciones de gasolina se disparan ya un 62% hasta mayo

Madrid, Barcelona, París, Atenas, Stuttgart, Düsseldorf, Oslo, Copenhague, Hamburgo, México DF, Londres... En todas ellas colgará a corto y medio plazo el cartel de "prohibido" a los vehículos de gasóleo. Un goteo de urbes súbitamente verdes que se sumó al estallido del dieselgate, tras el que incluso se descubrió que Volkswagen llegó a utilizar monos encerrados en un laboratorio para medir las emisiones. "A raíz del escándalo los clientes comenzaron a declinarse por los motores de gasolina", asiente el gerente de un concesionario de Vigo. Hay incluso lista de espera para este segundo tipo de vehículos, que emiten menos partículas contaminantes a la atmósfera. "Pero no tanto CO2 que, aunque no es un gas contaminante, sí que es de efecto invernadero y por el que hay que pagar o comprar emisiones a los firmantes del protocolo de Kioto, es decir, cuesta dinero al Estado", arremeten fuentes de la patronal de fabricantes a FARO. De momento el cerco al diésel ha calado en Galicia: hasta mayo las matriculaciones han caído casi un 6%; las de gasolina se han disparado por encima del 62%.

Además de -se presupone- a la atmósfera de las ciudades, este sorpasso al diésel ha sentado muy bien en las arcas públicas. La cuota media a ingresar en concepto de impuesto de matriculación es más alta para los vehículos a gasolina, y el tirón en las ventas se ha notado. Solo hasta mayo la recaudación tributaria se ha disparado un 50%, por encima de los ocho millones de euros, casi tres veces más de lo que han crecido las ventas. Por cada coche diésel el gravamen a la matriculación ascendió a 322 euros de promedio, frente a los 394 euros de los vehículos a gasolina. El furor de los SUV (o todocamino) y de los coches de mayor cilindrada han favorecido también una mayor recaudación. En todo caso, ha sido esa "demonización" del diésel de la que se queja la industria la que ha marcado la diferencia. Un "cabreo" -reconocen- que se ha desbordado esta semana con el vaticinio de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera: "El diésel tiene los días contados".

Un "ataque"

"Está sufriendo un ataque injusto sin fundamento", inciden desde la patronal. "La incertidumbre [sobre este tipo de coches] solo puede provocar que perdamos oportunidades de nuevas adjudicaciones de modelos y, con ello, que nuestra industria se debilite gravemente", lamenta el presidente de la asociación de fabricantes Anfac, José Vicente de los Mozos. Diecisiete factorías -entre ellas PSA-Vigo- y 40.000 empleos en España dependen a día de hoy del gasóleo, asegura. "Las plantas en España trabajan cada día en la adecuación de sus líneas de producción para integrar cuanto antes las exigencias normativas medioambientales y todas las mejoras tecnológicas". ¿Por qué este "ataque" ahora? Habla de nuevo la patronal del sector. "¿Tú has visto algún informe con una mínima base científica de las 500 o 1.000 muertes que dicen que se producen al año en las grandes ciudades por culpa del automóvil? ¿De dónde lo sacan? ¿Por qué 500 y no 50.000?"

La Asociación Española de Profesionales de la Automoción (Asepa) acaba de distribuir un estudio - El automóvil en la movilidad sostenible- con el que quieren erradicar la crítica al diésel. "Las medidas tendentes a reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire en las grandes ciudades, para que puedan conducir a resultados eficaces globalmente, deberían actuar con la misma intensidad y en paralelo sobre todos los focos de emisión en el entorno urbano y no solo sobre los vehículos automóviles", concluye el estudio facilitado a este periódico y elaborado por los doctores ingenieros industriales Francisco Aparicio, Jesús Casanova, José Mª López, Francisco Payri, Francisco Tinaut y Guillermo Wolff. El sector señala, por ejemplo, a las calefacciones de gasoil o la gran industria, sobre las que, entiende, no se ha puesto este foco.

Según el último informe de la Xunta sobre las emisiones individuales de instalaciones industriales en Galicia (2015), éstas emitieron gases de efecto invernadero a la atmósfera cuatro veces superiores a las asignadas, sobre todo por culpa de las plantas térmicas de As Pontes, Sabón y Meirama. Solo las plantas de producción de acero y aleaciones de hierro cumplieron la norma; PSA-Vigo, por cierto, también. "Los diésel, ni son el problema del que se les culpa, ni hoy por hoy tienen sustitución, si queremos mantener una movilidad sostenible", aseveran fuentes del sector, que prefieren no aparecer citadas en este artículo.

Asienten en los concesionarios. "El mercado español todavía no está preparado para ponerle caducidad al los motores diésel en un corto periodo de tiempo. No olvidemos que la mayoría del transporte de mercancías a nivel global y local todavía se efectúa mayoritariamente por carretera y con vehículos de motores que habitualmente generan un menor costo de combustible". En la automoción hay quien incluso compara el cerco al diésel con la "propaganda" o los "intereses recaudatorios". De acuerdo a la Agencia Tributaria, y de nuevo entre enero y mayo, el 74% de los vehículos comercializados quedaron exentos del impuesto de matriculación al estar por debajo de los 120 gramos de CO2 por kilómetro. Para los de gasolina el porcentaje fue inferior, del 73%. Más de la mitad de los coches con mayor volumen de emisiones (más de 200 gramos) fueron de gasolina. Cada propietario pagó 4.792 euros de media de gravamen a Hacienda, por los 1.354 que tuvo que desembolsar el que compró un diésel.

Más allá de las declaraciones de Ribera, las medidas para desincentivar el consumo del diésel están en marcha. Este combustible será tan caro como la gasolina porque se equipararán los impuestos que los gravan, lo que en Galicia supondrá pagar unos cinco euros más por depósito (si se mantiene la actual cotización del petróleo). Ahora el litro de diésel soporta una tasa de 30,7 céntimos, frente a los 40,25 de la gasolina 95. Según el Gobierno, que no ha puesto fecha a esta medida, se ejecutará poco a poco. "No se trata tanto de igualar de un día para otro el precio del diésel al de la gasolina, sino de ir progresivamente recorriendo ese camino y disuadir de la utilización del diésel", declaró este viernes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Solo se salvarán, de momento, los 30.000 transportistas autónomos gallegos, para quien el Ejecutivo prevé aplicar exenciones dado que mayoritariamente utilizan el gasóleo.

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