Mientras los Presupuestos Generales del Estado contemplan extender el llamado céntimo sanitario a todas las comunidades autónomas, Portugal, por el contrario, da el primer paso para rebajar la carga fiscal que soportan los carburantes. El parlamento luso aprobó esta semana un proyecto de ley en el que se recoge la eliminación de la subida adicional del Impuesto sobre Produtos Petrolíferos (ISP), que se aplicó hace dos años para impulsar las cuentas públicas del país vecino y que grava con seis céntimos adicionales el litro de gasolina y con cuatro el de diésel.

La retirada de esta recarga sobre el impuesto a los carburantes acercaría el precio del combustible en Portugal hasta los niveles a los que se mueve en Galicia. Las estaciones lusas surten ahora mismo el litro de gasóleo a un precio medio de 1,361 euros, casi diez céntimos más caro que en Galicia, en donde cotiza a 1,265 euros el litro. Una brecha que se reduciría hasta los seis céntimos el litro con la eliminación del tramo adicional en el Impuesto Sobre produtos Petrolíferos, que, además, añadiría nuevos miembros al listado de estaciones portuguesas que ofrecen mejores precios que la media gallega.

Según los datos de la Direção-Geral de Energia e Geologia lusa, solo una gasolinera de Viana do Castelo (región limítrofe con la provincia de Pontevedra) surte el litro de gasóleo más barato que la media en la comunidad, pero con una rebaja de cuatro céntimos el litro, pasarían a ser al menos cinco los puntos que surtirían este combustible a precios más competitivos que la comunidad gallega.

Esta opción se antoja algo más complicada para la gasolina, en donde el sobreprecio al otro lado de la raia alcanza casi los 24 céntimos. El precio de este carburante en las estaciones lusas se eleva hasta los 1,577 euros el litro (frente a los 1,341 euros en el conjunto de Galicia) como consecuencia de los elevados impuestos que soportan en el país vecino, donde, además, el IVA se sitúa en el 23% -dos puntos por encima de España-. De esta forma, una rebaja de seis céntimos el litro por la supresión del recargo aprobado en 2016 no sería suficiente para borrar un sobreprecio que continuaría siendo del 11,6%.

Cuestión de Estado

El ejecutivo liderado por el socialista António Costa abanderó el recargo de seis céntimos el litro en el impuesto sobre el combustible para rebajar el déficit y cumplir con los compromisos frente a Bruselas, pero esta semana se quedó solo en el Parlamento al defender su mantenimiento.

El proyecto de ley para la supresión de este impuesto adicional fue impulsado por el partido de centro-derecha CSD-PP, y contó con el voto a favor tanto de esta formación como del PSD y el PAV y con la abstención de los dos socios de gobierno del Partido Socialista: el Partido Comunista Portugués y el Bloco de Esquerda, cuyo movimiento fue decisivo para que el proyecto prosperase en su trámite parlamentario.

Con la aprobación de esta iniciativa legislativa, es ahora tarea del Gobierno luso tomar las medidas necesarias para acabar con este recargo. Una medida a la que los críticos acusan de ser "inconstitucional" por implicar un descenso en los ingresos públicos respecto a lo presupuestado, pero que sus impulsores justifican al considerar que se compensa con una recaudación extra por IVA como consecuencia de la propia escalada del precio del combustible en el año. El gobierno luso preveía un precio del barril de petróleo de 55 dólares, cuando ahora ya ronda los 75.