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La incógnita gallega en Irán: Treinta firmas sopesan abandonar el mercado tras las sanciones de Trump

Las sanciones de EE UU a Teherán obligan a medio centenar de empresas de Galicia a decidir si permanecen en este mercado

Las sanciones impuestas por la administración Trump a Irán amenazan con cortar las alas a un mercado en el están presentes casi medio centenar de empresas gallegas. El levantamiento de las sanciones por parte de la comunidad internacional a comienzos del 2016 abrió las puertas del país a 24 empresas gallegas que retomaron su actividad en el país y multiplicaron sus ventas por ocho, hasta los 32 millones de euros en 2017 y que, ahora, con las nuevas sanciones de Estados Unidos, se enfrentan a dos alternativas: seguir comercializando productos en el país persa a riesgo de sufrir represalias en el mercado americano o abandonarlo y perder una de sus fuentes de ingresos.

A diferencia de lo ocurrido con PSA, que este lunes anunció que cesaría sus actividades en sus dos plantas de Irán, a las que había comprometido una inversión de 700 millones de euros, el resto de empresas gallegas solo comprometieron allí 4,62 millones de euros en inversiones, pero la huella de la industria gallega se hace más visible a través del comercio. 48 empresas gallegas exportaron a Irán el año pasado, según el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX). Una de las que en su día llegó a engrosar este listado y que ahora ya no figura es la viguesa Hermasa. El fabricante de maquinaria para la industria conservera se vio obligado a abandonar el país incluso antes de un año 2010 en el que comenzaron a arreciar las sanciones. "Lo hicimos por la agitada situación política que se vivía allí", comentan desde la compañía que, por el momento, descarta su regreso a un país en el que la presión comercial no se hace notar solo mediante sanciones. "Tuve que ir a Madrid a hacerme el visado para poder volar a Estados Unidos simplemente porque antes había participado en misiones comerciales en Irán", resume un directivo de otra empresa gallega.

La controversia en torno al programa nuclear de Irán es el principal escollo para muchas empresas, que deciden buscar oportunidades en otros países. Un ejemplo es el de Showa Denko. El fabricante de electrodos de grafito acaparó dos tercios de las exportaciones gallegas a Irán (25 millones) según los datos del ICEX, que reflejan que la planta suspendió sus ventas a Irán en 2014 y 2015, con las sanciones aún vigentes. Este periódico intentó ponerse en contacto con la empresa -sin éxito- para conocer si repetirá este mismo movimiento.

Sin embargo, para algunas firmas gallegas estos inconvenientes quedan compensados de sobra por unas perspectivas de crecimiento que el FMI prevé del 5% anual hasta 2020. Es el caso de la pontareana Kauman. El fabricante de bandas transportadoras exportó al país productos por un valor "cercano al millón de euros", según revelan fuentes de la compañía, que aclaran que la empresa tiene pensado seguir operando "con normalidad" con su agente iraní. El éxito de Kauman en suelo iraní el que animó a la ourensana Mecanizados Rodríguez Fernández, que espera mantener su presencia en un mercado en donde "pese a facturar todavía cifras modestas" aporta más ingresos que Estados Unidos. Un factor que consideran que animará a que otras compañías en su misma situación mantengan su apuesta por Irán.

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