Hace apenas dos años PSA rubricaba su regreso al que históricamente ha sido su segundo mayor mercado: Irán. Lo hizo después de que la comunidad internacional levantase las sanciones al país asiático en el que el grupo galo proyectaba la fabricación de 400.000 vehículos al año. Ahora, con la imposición de nuevas sanciones por parte de la Administración Trump, el fabricante de automóviles hace nuevamente las maletas y ejecuta su retirada de un país en el que ya había tejido una red de producción a través de dos joint venture. Una de estas filiales la había levantado con Saipa para la fabricación de vehículos de la marca Citroën y otra con Khodro para la construcción de modelos Peugeot, aunque, en todo caso, ninguna de las dos mantiene vinculación con la factoría viguesa, que ya no suministra kits de vehículos premanufacturados (CKD, por sus siglas en inglés) al país.

"Con la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán [JCPOA, por sus siglas en inglés], el grupo ha empezado a suspender sus actividades a través de joint ventures, con el objetivo de cumplir con la ley estadounidense desde el 6 de agosto", revela la compañía a través de un comunicado, en el que detalla que su retirada se realizará de manera gradual El Grupo PSA había comprometido unas inversiones de 700 millones de euros en dos plantas en territorio iraní con el objetivo de abastecer a un mercado de 80 millones de habitantes, con el parque de automóviles con más antigüedad de todo Oriente Medio y para el que se esperaba una fuerte renovación de vehículos al calor del ascenso de la clase media.

El grupo galo anunció su regreso al que en su día fue su segundo mayor mercado (tras Francia) a mediados de 2016 y puso al frente al exdirector del centro de PSA-Vigo, Yann Martin, para pilotar la vuelta del fabricante galo a suelo iraní. El directivo se había puesto al mando de las operciones en un país en el que cuenta con dos factorías: las que explota al 50% con Khodro, en la capital del país, Teherán, y la que mantiene con Saipa, en la ciudad de Kashan. De la primera salían los modelos 208, 2008 y 301, mientras que en la segunda se encontraba en la antesala de la producción en serie del Citroën C4 Sedán y del Citroën C3. De hecho, la compañía había lanzado al mercado una tirada de 2.000 unidades de este último modelo y se agotaron en apenas una hora.

La imposición de nuevas sanciones por parte de la Administración Trump al país y la amenaza de represalias comerciales a las compañías que operen en Irán, llega en un momento en el que PSA todavía no opera a plena capacidad en el país asiático. De hecho, según recalca el grupo, Irán "representa menos del 1% de la cifra de negocio" y asegura que este movimiento "no altera los objetivos generales del Push to Pass [el plan estratégico de la compañía] ni el actual plan financiero".

PSA no es el único fabricante de vehículos con presencia en el país. Tras el levantamiento de las sanciones, la también compañía gala Renault había tomado posiciones en el país persa y en su hoja de ruta se marcaba el objetivo de producir allí más de 300.000 vehículos al año.