La Lei de Fomento de Implantación Empresarial entró en vigor a finales de octubre del año pasado como una forma de atraer a nuevas compañías a la comunidad y como respuesta a los movimientos situados en el norte de Portugal, que en los últimos meses captó a un buen número de firmas. Pese a que los empresarios presentes en el coloquio FARO IMPULSA no han percibido grandes cambios desde que llegó la nueva normativa, el conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, defendió su implantación como un "punto de encuentro" entre sector y Xunta que acabará dando sus frutos. Sin embargo, el conselleiro también profundizó en otras cuestiones demandadas por los empresarios, como es el caso de mejorar la formación en la comunidad. "Es algo determinante y tenemos el riesgo de que se genere una brecha digital", lamenta Conde.

Sectores como el naval o la automoción han insistido -especialmente desde la patronal del metal, Asime- a lo largo del año en la necesidad de un mayor número de profesionales cualificados. Conde explicó que hoy en día "los cambios se producen a una velocidad enorme", recordando que "los técnicos de las líneas de producción ya no hacen trabajos repetitivos" con la "innovación de los procesos".

A su juicio, las empresas deben "liderar" la formación, algo a lo que "no estaban acostumbradas a hacer" pero un camino "por el que hay que ir para tener respuestas rápidas". "Por primera vez tenemos unidades formativas en las que el primer beneficiario es la propia empresas", destacó Conde.

En relación a la Lei de Fomento de Implantación Empresarial, el conselleiro entiende que es un "punto de encuentro" y que es necesario "compartir la visión empresarial" y "seguir trabajando" sobre ella.

Conde cerró el coloquio recogiendo una de las peticiones más insistentes de los empresarios presentes en la charla: expandir la marca Galicia. Indicando que "es importante los ojos con los que se mira" a la comunidad, Conde explicó que "hay que trasladar lo que se está haciendo bien", como es el desarrollo del coche autónomo, la irrupción del sector aeronáutico junto con el polo de drones en Rozas (cuyos socios industriales son Indra y Babcock) y las buenas cifras de exportación.