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El agujero sin fin que Caixa Galicia quiso tapar con la fusión

Los inspectores del Banco de España destaparon necesidades de saneamiento en la entidad de hasta 1.041 millones de euros

El agujero sin fin que Caixa Galicia quiso tapar con la fusión

A pesar de todo el maquillaje que llevaban, Caixa Galicia disimuló bastante mal parte de sus gravísimas heridas en las últimas cuentas oficiales antes de la fusión. Al cierre de septiembre de 2010, la entidad declaró un beneficio neto de 22,5 millones de euros, un 71% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior (77,5 millones) y con una caída del 91% en comparación con 2008 (249,6 millones). El desplome de las ganancias, sin embargo, no era lo peor. El resultado de explotación, el mejor termómetro para saber cómo va la actividad tradicional de una entidad financiera, arrojaba pérdidas de más de 61 millones, que solo pudieron compensarse con los ingresos extraordinarios de la desinversión en Galp, estrella de su cartera industrial. Era solo cuestión de tiempo que Caixa Galicia no pudiera evitar los números rojos en el global de sus cuentas. Mientras, Caixanova alcanzaba un resultado de explotación de 80,4 millones y un beneficio superior a los 53 millones frente a la coruñesa, que era 1,4 veces más grande. Por si eso no fuera suficiente para anular la teoría esgrimida por la Xunta de que ambas cajas estaban igual, hay más. Mucho más. Todo lo que Caixa Galicia ocultó bajo las alfombras y los inspectores del Banco de España levantaron y obligaron a limpiar justo tras nacer Novacaixagalicia. Un agujero sin fin.

"Esta inspección in situ se enmarca dentro del proceso de seguimiento continuo a distancia del que es objeto la entidad y se puede considerar como una continuación de la realizada al cierre de 2007, terminada en abril de 2008, con el objeto de ver la evolución de la calidad de los activos y de la situación de la liquidez", apunta el informe del supervisor al que tuvo acceso FARO. "Las debilidades puestas de manifiesto en el informe de la citada inspección se han acentuado", advierte.

¿Y por cuánto? La revisión de la calidad de la cartera crediticia, de la cobertura por los activos adjudicados por deudas y de la liquidez destapó "necesidades de saneamiento por importe de 741,2 millones de euros". Del análisis de "distintas carteras", incluidas las participadas, salieron otros saneamientos "adicionales" que los técnicos del Banco de España estimaron "entre 250 y 300 millones de euros".

Como en anteriores actas desveladas por FARO, el informe reprocha a Caixa Galicia "las fuertes tasas de crecimiento" entre 2005 y 2007 "centrada en los riesgos ligados al sector promotor". La calidad de la cartera crediticia era "bastante mala". Para colmo, la caja coruñesa optó en 2008 por "una política agresiva de adjudicaciones". Es decir: quedarse con suelo, obras e inmuebles para difuminar los datos de morosidad. Alcanzaron "volúmenes muy significativos", de 1.754 millones de euros, dentro del ladrillo.

En 2009 cambió de estrategia y se dedicó a refinanciar los préstamos "con aumentos de periodos de carencias, refinanciando en muchas ocasiones los intereses y sin apenas aportación de nuevas garantías". Sí, se logró contener el volumen de impagos de cara a la galería en el 5,5%. Pero no era la mora real. Esa alcanzaba, dice el Banco de España, el 7,45%. La del conjunto del sistema financiero español rondaba entonces el 4,85%.

En esa "política indiscriminada", en palabras de los inspectores, de las refinanciaciones la caja careció "de la necesaria documentación sobre las características que debían de cumplir estas operaciones y la transcendencia contable ". La falta de control sumaba otro "problema añadido", el de las tasaciones. "La escasa fiabilidad de las mismas", critica el supervisor, que subraya el "volumen significativo" realizado por Tasagalicia. La tasadora estaba participada directamente por Caixa Galicia y fue sancionada por irregularidades muy graves, tal y como publicó FARO, confirmada por Audiencia Nacional y Supremo.

¿A cuánto ascendía el lastre de Caixa Galicia tras la inspección? Más de 3.300 millones de euros en dudosos, otros 2.767 millones a punto de serlo, 224 millones en fallidos y más de 2.000 millones en todo tipo de adjudicados. ¿Y el colchón para hacer frente a su deterioro? Solo 896 millones.

"En alguno de los procesos de refinanciación de acreditados la entidad ha utilizado, dentro de la instrumentación de las nuevas operaciones, la concesión de carencias de capital e intereses por plazos superiores al año cuyo principal objetivo es evitar impagos", continúa el Banco de España. Pone como ejemplo los cambios con la inmobiliaria Nozar. Caixa Galicia decidió colocar estos intereses como ingresos. "Lo que plantea dudas sobre el margen de intereses declarado por la caja", alertan los inspectores. El mismo modus operandi y, por tanto, las mismas dudas, que generaron los "varios casos" en los que la entidad "ha otorgado en primeras y segundas refinanciaciones créditos o préstamos que no suponen salida alguna de liquidez y cuyo objetivo es el de financiar las cuotas de otras operaciones del acreditado del grupo". Hasta el punto de que estas operaciones, en caso de impago, recibían el mismo trato "que una operación nueva".

Caixa Galicia estaba "muy endeudada" en los mercados mayoristas. De ahí que la situación de liquidez de la entidad fuera "frágil, altamente expuesta a este riesgo", aunque "ha venido alargando el vencimiento de su posición tomadora". "Y -subraya- una imagen cuestionada en el mercado". Su riego sanguíneo dependía, según el Banco de España, de que el Banco Central Europeo (BCE) no cambiara sus condiciones. La liquidez así estaría asegurada... hasta diciembre de 2011. "Aceptable", concluían los inspectores. Pero también en eso había muchas dudas. El Plan de Liquidez de la caja era "un documento breve con carencias". Ni indicaba posibles contingencias, ni qué hacer si se daban, entre otras debilidades.

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