La Encuesta de Población Activa (EPA), el mejor diagnóstico del mercado laboral de un país, hace una foto fija de cuánta gente puede trabajar, cuánta lo ha dejado y cuánta lo ha mantenido (o conseguido). En Galicia, y según este diagnóstico, el año pasado se crearon 16.500 puestos de trabajo. El problema es que otras 14.200 personas abandonaron el mercado de trabajo por distintas razones (jubilación, despidos, emigración, estudios), así que en esencia la caja única solo ganó 2.300 ocupados. No existen datos locales de la EPA, pero sí es posible cifrar concello por concello cuánta población tienen en edad de trabajar -de entre 16 y 65 años- y cuánta está empleada. Y la radiografía municipalizada de Galicia no es más alentadora: la mayoría de concellos que redujo su desempleo el año pasado lo consiguió únicamente a costa de la pérdida de personas empleables.

De los 313 concellos gallegos, el paro bajó en la inmensa mayoría de ellos. Solo en veintidós se elevó el paro registrado, que contabiliza a las personas que se anotan en las oficinas del antiguo Inem. La mayoría son localidades de pocos habitantes y lejanos a la fachada Atlántica: Mondariz Balneario, Chandrexa de Queixa, As Somozas, Pedrafita, Beade, Navia de Suarna o Barreiros. Pero la situación que más se repitió en 2017 es de municipios donde sí cayó el desempleo, pero en los que la población activa se redujo en mayor número. Aquí la nómina asciende a 184 concellos. Esto es, seis de cada diez perdieron más población en edad de trabajar de lo que lograron adelgazar su lista de paro. En este caso la realidad es mucho más heterogénea, ya que hay tanto localidades muy envejecidas y de pequeño tamaño (Avión, A Lama, Tordoia) como urbes grandes y medianas (Marín, Ferrol, As Pontes, A Estrada o Abegondo). Porque el hecho es que la pirámide de población de Galicia se ensancha cada vez más por su cúspide, la de la tercera edad, por eso esta pedrea de despoblación cae más repartida.

Ejemplos

Haz click para ampliar el gráfico

Marín redujo el paro en 182 personas a lo largo de 2017, según los registros oficiales de la Consellería de Emprego. Sus dos motores fueron el sector servicios -vinculado sobre todo a hostelería, transporte y comercio- y la construcción, ya que la pesca no creó empleo y la industria lo destruyó. Pero el tirón de servicios y ladrillo no fue suficiente para compensar la pérdida de población activa, de 212 personas en el mismo periodo. En Ferrol sucedió algo similar, ya que redujo el desempleo en 547 personas, pero perdió 661 potenciales trabajadores. Pese a la relativa recuperación de Navantia ningún sector de la ciudad ha podido absorber el excedente industrial en la última década: tiene el doble de desempleados en pesca que en enero de 2008 y los mismos en la construcción. Los concellos ourensanos más habitados donde se repitió el mismo esquema fueron O Barco (-102 activos), Celanova (-24) y A Rúa (-56).

Frente a este panorama, veinte municipios no solo redujeron el volumen de desempleados, sino que mejoraron su saldo demográfico al ganar también población activa. Fueron muy pocos y representan solo el 6,4% del total de concellos de Galicia. Destacan dos de Arousa, A Illa y Vilagarcía, de acuerdo a la misma estadística oficial. El primero ganó 25 habitantes en edad de trabajar durante el año 2017, y en paralelo redujo el desempleo en 32 personas. En Vilagarcía los datos fueron menos espléndidos: sumó cinco personas entre 16 y 65 años y adelgazó la lista de parados en otras 74. Por su parte Nigrán fue, en términos porcentuales, uno de los municipios que más desempleo eliminó (-15%), y además sumó una veintena de activos. Salceda de Caselas, Salvaterra, San Cibrao, Allariz, Ames o Foz replicaron este buen síntoma demográfico y económico.

Evolución

De acuerdo a un estudio de la economista María Carmen Guisán, publicado en la última edición de la Revista Galega de Economía, "Galicia precisa incrementar su producción industrial a nivel de otras regiones españolas y europeas más avanzadas, y ello impulsará el empleo de calidad en muchos sectores [...] y evitará la emigración forzosa de los jóvenes gallegos y el declive demográfico". Además, como continúa Guisán, el refuerzo de la industria redunda en una mayor productividad y en mejores salarios, ya que es el sector mejor remunerado.

¿En qué se traduce la amalgama del deterioro demográfico y laboral en números? En el año 2007, antes de la doble recesión, en Galicia se pagaron 5.620 millones de euros en concepto de pensiones (muchas de las cuales también cotizan a la Seguridad Social), y se recaudaron por IRPF 2.661 millones. Pero en 2017 el coste de las pensiones creció un 46%, hasta los 8.225 millones, mientras que la recaudación por rentas del trabajo solo avanzó un 0,8% en la misma década, por debajo de los 2.690 millones de euros.