El astillero vigués Francisco Cardama S.A. y la firma Magallanes Renovables S.L. han firmado la paz al enterrar el lío judicial en el que estaban enfrentadas por la construcción del primer trimarán del Proyecto Magallanes. Ambas empresas "han alcanzado un acuerdo mediante el cual han puesto punto y final a las diferencias que les han alejado en estos últimos tiempos", según explican en un comunicado conjunto.

El litigio se remonta a 2013, cuando las empresas logran una subvención del CDTI de 1,9 millones para crear la plataforma dentro del proyecto, con un presupuesto final de 3,8 millones. Según entendían desde Magallanes, Cardama presupuestó "incorrectamente los trabajos que le correspondían ejecutar" y se produjo un exceso de 120.866,35 euros en la cantidad presupuestada para 2014, de ahí que exigiera esa cantidad "en concepto de enriquecimiento injusto". Sin embargo, el Juzgado de Primera Instancia número 7 de Vigo dictó que el astillero Cardama solo debía devolver 1.518,43 euros, sentencia que recurrió Magallanes.

La juez Flora Lomo falló también que el contrato entre ambas empresas seguía vigente, con lo que embargaba de forma preventiva los equipamientos de la plataforma de Magallanes Renovables e impedía su salida de Vigo.

La consecuencia de este acuerdo que hoy hacen público y por el que se estuvo negociando durante varios meses, es que el astillero "se ha desvinculado completamente del Proyecto Magallanes", que "continuará su desarrollo según el programa establecido" tras la construcción, botadura y pruebas en la ría de Vigo de una nueva plataforma.

Tanto Cardama como Magallanes han reafirmado su "total convencimiento en que este tipo de iniciativas, en las que varias empresas colaboran en el desarrollo de un atractivo e innovador proyecto de I+D+i como lo es el Proyecto Magallanes, son la base para lograr un futuro sólido para nuestra industria, y ello máxime cuando dicho proyecto se enmarca, como en el caso que nos concierne, en el seno de un área de importancia estratégica para el desarrollo de la economía española y europea".

En lo que respecta a la otra parte involucrada, la firma de ingeniería naval viguesa CNV Naval Architects, el acuerdo es que siga vinculada al proyecto.

Las tres empresas habían llegado a un pacto para la construcción de una plataforma para obtener energía a través de la fuerza de las mareas. La botadura tuvo lugar en 2015 y desde entonces el aparato ha estado amarrado en Bouzas por las diferencias entre las partes en su construcción. A partir de ahora esta obra pertenecerá a Cardama, que tendrá que buscarle una salida.

Ambas empresas se desean "los mejores éxitos en sus respectivas actividades de cara al futuro", que en el caso de Cardama pasa por finalizar el buque multripropósito para Senegal y firmar nuevos contrados, mientras que por parte de Magallanes se trata de finalizar las pruebas en la ría de Vigo y viajar a Escocia para testar su sistema en el European Marine Energy Centre (EMEC).