El chubasquero amarillo es patrimonio de Pescanova. Lo fue primero de su capitán, y después de los grumetes. Lo ha dicho incluso el Tribunal Supremo, que en 2008 trató de poner fin al conflicto de la multinacional gallega con la británico-holandesa Unilever por la utilización de este personaje en los spots de publicidad y el packaging de los productos. "Existen notables diferencias. El Capitán Frudesa [de Unilever] lo representa un marinero con gorra, uniforme y barba cana, mientras que el Capitán Pescanova es un hombre joven ataviado con chubasquero o impermeable amarillo", rezaba textualmente el fallo del Alto Tribunal, de 2008. La dueña de Danone acusaba a la firma de Chapela de aprovecharse de manera "ilegítima" de su imagen de marca, y Pescanova terminaría demandándolos por daños y perjuicios. La gallega ganó un pleito de más de diez millones de euros. Hoy, veinte años después, el capitán sigue su periplo por los juzgados.

Entre octubre de 2012 y enero de 2013 Unilever abonó a Pescanova SA -la vieja Pescanova, todavía bajo la gestión de Manuel Fernández de Sousa- la indemnización ordenada por orden judicial. La multinacional británico-holandesa recurrió después en Madrid y rebajó la indemnización a 2,38 millones de euros, de modo que había pagado de más casi seis millones. Este importe (5,919 millones de euros) quedó como una deuda a pagar por parte de Pescanova, pero entonces sobrevino un hecho que no esperaba nadie fuera de Chapela: la pesquera quiebra y pide el escudo de la ley para evitar su liquidación y entra en concurso de acreedores. "Pescanova -dice la sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra, de diciembre de 2015- pretende la modificación de la lista de acreedores con el fin de que se reconozca el crédito de Unilever [esos 5,9 millones] con la calificación de subordinado".

La traducción es simple: en vez de que esa deuda fuese un crédito ordinario, sujeto a quitas pero reembolsable, pasaría a la última posición en la prelación de pagos. Así se ratificó en sede judicial pese a la oposición de Unilever, que confiaba en recuperar el importe gracias al Capitán Pescanova. "El aspecto nuclear del litigio es su fecha de origen -dice la Audiencia Provincial- por si el crédito podrá considerarse como concursal o, por el contrario, permanecer al margen del concurso". Resulta que en diciembre de 2015 Unilever gana a Pescanova y la Audiencia Provincial considera que la primera "no llevó a concurso con ninguna posición crediticia", ya que la deuda era anterior al descalabro de la pesquera y a la entrada en escena de los administradores concursales. "El crédito quedaba fuera del concurso, y desde ese punto de vista no puede verse afectado por el convenio".

¿Qué pasó después? Pescanova elevó el litigio al Supremo, y acaba de ganarlo. La sala, con los jueces Francisco Marín, Francisco Javier Arroyo y Mª Ángeles Parra han estimado el recurso de casación de la multinacional gallega, de acuerdo al fallo dictado el pasado 11 de abril. Es una sentencia sobre la que cabe recurso de oposición por parte de Unilever.

Walt Whitman dejó escrito, en su famoso ¡Oh, Capitán, mi Capitán!

"El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido;/ del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo"

A su compañero de Pescanova todavía no le ha llegado la hora de colgar el chubasquero.