Se acabaron las pruebas y los diseños sobre el papel: un pesquero gallego será el primer barco moderno del mundo que utilizará una vela rígida. El Balueiro Segundo, un palangrero de A Guarda, aspira a mejorar sus resultados de explotación con la instalación de este sistema creado por la firma catalana Bound4Blue. Sus creadores aseguran que con ello la armadora podrá ahorrarse un mínimo de 50.000 euros al año en combustible. "Y eso en las peores condiciones posibles", apunta José Miguen Bermúdez, responsable de la firma. Tras unos primeros test positivos, la a vela será instlada en el barco antes de que finalice este año.

La iniciativa nació de la empresa con sede en Barcelona y gracias a la aceleradora para el sector pesquero creada por Kaleido e Inxenia, la Fishing Accelerator. En su primera edición los socios corporativos -Opromar, Orpagu, Pescapuerta y Mascato- buscaron las startups del mundo que podrían ayudarles a mejorar tecnológicamente su día a día. Mientras la Organización de Productores de Pesca Fresca de Marí se lanzaba a por una máquina de impresión en 3D para su producto elaborado con descartes y Pescapuerta coqueteaba con la nanotecnología, la Organización de Palangreros Guardeses apostó por las velas rígidas.

La flota de palangre es una de las más castigadas por los altibajos del precio del combustible. Sus buenos años no se juzgan solo en función del valor que alcanzan sus capturas principales, pez espada y tiburón (marrajo y tintorera), sino que las armadoras dependen mucho de que el precio del gasoil no suba más de lo que debe. Cuando esto sucede, los gastos de explotación aumentan por los grandes desplazamientos que se ven obligados a hacer, dado que sus especies objetivo son migratorias.

Sin ir más lejos, en el caso del Balueiro Segundo el caladero en el que faena es el océano Pacífico. "La instalación se hará en Perú, dónde se encuentra el buque", comenta Bermúdez. Los dueños del barco son Manuel y Joaquín Cadilla, este último presidente de Orpagu.

La vela es de las más pequeñas que proyecta Bound4Blue pero tiene una dimesión considerable, de 20 metros. Consiste en un mástil vertical atornillado sobre un soporte en la cubierta principal del barco. La oficina técnica Insenaval es la que está llevando a cabo la parte de reufuerzo del buque, entre otras labores. En este caso, estará en la popa. Pese a que tendrá también un modo manual, Bermúdez explica que el sistema es totalmente autónomo y los marineros no se tendrían que preocupar de nada. "La vela se plega hacia abajo o se extiende sola", comenta. Más similares al ala de un avión que a una vela tradicional, el sistema es orientable para maximizar la potencia del viento.

Junto a ello, los responsables de Bound4Blue también señalan que el ahorro de combustible está acompañado de una reducción de las emisiones de CO2 y otros contaminantes como óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre (SOx) y partículas en suspensión (PM10).

La empresa, que esta misma semana ha recibido el premio Fundación Princesa de Girona por este proyecto, también está en contacto con astilleros de la zona para posibles participaciones en proyectos. No en vano, pese a que será un pesquero el primero que utilice estas velas en el mundo, la idea fue concebida en un principio para barcos de mayor porte, como los cargueros.