De entre los muchos cambios acumulados por Abanca en estos cuatro años que van desde que Banesco ganó la puja del FROB por el negocio de las antiguas cajas de ahorro gallegas y la gestión dejó de estar tutelada por el Estado primero y, desde finales de 2016, sin tampoco la supervisión de la Comisión Europea tras superar con éxito el examen del rescate, hay uno sin duda que destaca sobre el resto de transformaciones y que tiene mucho que ver con la buena cifra de resultados que la entidad viene cosechando en paralelo a la recuperación económica. Cuando se privatizó, los créditos dudosos alcanzaban los 5.093 millones de euros. A cierre del pasado 2017 eran 1.541 millones. El saldo lleva tres años y medio a la baja. En el último ejercicio el descenso fue del 28%, con la morosidad situada en el 4,7%, frente al 7,3% -en este caso el dato es de noviembre- del conjunto del sector. La mejora de la calidad de los activos fue una auténtica obsesión de los actuales directivos y cada operación ahora "se rige por un análisis riguroso y objetivo de forma individual", apoyado a la ahora de aprobar cualquier riesgo "en el profundo conocimiento del sector, del cliente y de su perfil crediticio", según explican fuentes del grupo presidido por Juan Carlos Escotet.

Por esa razón, Abanca lanzó en paralelo la progresiva especialización de su estructura comercial en función de cada segmento. Hay ya 1.750 empleados de la red comercial "con un rol especializado". Microempresas y autónomos, pymes, empresas, seguros para compañías, previsión social, banca privada... Una retahíla a la que se suma ahora el coordinador de negocio promotor para aprovechar el claro tirón que el mercado inmobilario está teniendo y que en el caso de Galicia se enfrenta a ventas que duplican el número de nuevas viviendas que salen al año.

En la primera mitad del pasado año se podía entrever ya la todavía templada apuesta de Abanca por el sector. La financiación destinada a la construcción y promoción inmobilaria, incluido el suelo, rondaba los 599,6 millones de euros. Son 78 millones más que a finales de 2016. Pese al incremento, los préstamos de este tipo en mora o en riesgo de serlo bajaron un 16,6%, hasta los 66,5 millones.

El importe de los inmuebles recibidos en pago de deudas era de 1.057 millones, aunque el valor en libros, tras las correcciones por deterioro, se queda en 411 millones. También en este caso sigue en descenso. Una de las cuatro grandes líneas de acción de la estrategia de limpieza interna de Abanca es, precisamente, la reducción del volumen de activos improductivos, que incluyen los adjudicados y los créditos dudosos. En 2015 instauró la Dirección de Proyectos Especiales para mejorar la eficiencia de las desinversiones. Ahí se enmarcan las ventas de cartera, entre las que sobresale la operación de junio de 2016 con 1.383 millones en créditos fallidos a la filial en España de la firma alemana especializada en cobros EOS, que dejó un beneficio para el banco gallego de 57,4 millones de euros.

"La estrategia de venta de cartera de la entidad no se enfoca en transacciones puntuales, sino que se plantea como una línea de negocio permanente que tiene el objetivo de obtener mayor valor", explican fuentes de Abanca. "Hemos creado una estructura de venta de carteras que se ocupa de la totalidad del proceso de venta y posventa -continúan-. Dentro de esta estructura se segmenta y analiza la cartera para tener mayor conocimiento, se preparan los procesos que van a salir al mercado, se ejecutan las transacciones y se atienden las posventas".

Esta unidad específica, junto con otra centrada en gestionar el riesgo problemático y la recuperación, se complementan con nuevas políticas de admisión de peticiones de financiación "que garanticen calidad" y un seguimiento férreo para adelantarse a cualquier posible problema de impago. La dirección es "totalmente independiente" de las unidades de negocio, desde donde entran las solicitudes.

La especialización llega también a la estructura comercial en todo el noroeste del país, la zona core de Abanca. Ante la fuerte competencia del sistema financiero para hacer negocio en un momento muy difícil por los bajos tipos de interés, el banco gallego opta, asegura, por "una atención diferencial y personalizada". Hace del conocimiento de la tierra su mejor aval y por eso entre las unidades o divisiones de negocio creadas están la de agro o mar, además de cada una de las pensadas por tamaño de empresas, seguros, privada, crédito al consumo e incluso institucional.

El casi 40% del personal especializado, donde se enmarca la figura del coordinador del negocio promotor, cuenta con una cartera propia de clientes - "Se ha realizado en los últimos años un importante trabajo interno de gestión y análisis de datos para segmentar a los diferentes colectivos", destacan-, plan de carrera profesional y de formación específica.