Las dos reformas acometidas por el Gobierno español en el sistema público de pensiones fueron, a juicio de los expertos, las más agresivas de la Unión Europea. Bajo la lupa de la troika, España cambió los métodos de cálculo y revalorización de las pagas públicas para adaptarse a un escenario de progresivo envejecimiento de la población. Según el pronóstico de la Comisión, las pensiones españolas caerán a menos de la mitad del último salario para el año 2070. Te explicamos por qué.

  1. Factor de sostenibilidad. Hasta ahora las pensiones se calculaban en función de dos parámetros: el periodo de cotización y las aportaciones realizadas por los trabajadores al sistema (las propias cotizaciones). Pero ahora se ha añadido un tercero: el de la esperanza de vida. A partir de 2019, y a la hora de calcular la paga pública, la Seguridad Social tendrá en cuenta cuánto prevé que vivas una vez te jubiles. Como la esperanza de vida va a más y los mayores estarán más tiempo cobrando la prestación, la paga se reduce porque se abonará durante más tiempo.
  2. La revalorización. Los incrementos de las pagas públicas se calculaban en base al Índice de Precios al Consumo (IPC) o inflación para garantizar que los pensionistas mantuviesen poder adquisitivo. Esto ha pasado a tiempos pasados. Ahora las pagas subirán un 0,25% anual mientras la Seguridad Social siga en números rojos (y no hay previsión de que deje de estarlo). Esto implica que la pérdida de capacidad de compra es constante porque el IPC sube más de ese 0,25%.
  3. La tasa de reposición. Es el porcentaje de último salario que recibirá cada pensionista en su primera paga. A día de hoy está en el 81% (un punto más, según la OCDE), pero irá a menos cada año, precisamente por la implementación del factor de sostenibilidad. La previsión es que en 2070 sea del 48,6%. Esto es, de menos de la mitad del último salario.