"No le he conocido ninguna pasión, nada que le resultara especial. [Largo silencio] Sí, solo Pescanova." A Manuel Fernández de Sousa (Extremadura, 5 de marzo de 1951) le ha llegado la ocasión, a sus casi 67 años, de enamorarse de otro proyecto. Lejos de los barcos, "la mar" -decía él- y el despacho desde donde movió los hilos de la multinacional durante más de tres décadas. Tuvo opciones para serle infiel a su Pescanova en más ocasiones, y la colosa Charoen Pokphand llegó a ofrecerle un puesto de consejero delegado. "Quieren que yo me vaya con ellos de CEO (eso dicen...) Le dijeron a Pablo que su padre era un genio aunque se hubiera equivocado en hacer un crecimiento tan rápido", escribió en abril de 2013. Ahora tiene ilusión nueva -otra vez de mano de la acuicultura- en una compañía desconocida para no iniciados, la saudí Naqua. Está a la espera de que arranque el juicio en la Audiencia Nacional, en el que es el principal investigado con acusaciones de estafa, uso de información privilegiada, blanqueo o falsificación en documento mercantil.Todavía no se ha cerrado formalmente la fase de instrucción, así que, de momento, Sousa se enfrenta únicamente a una nueva oportunidad.