La internacionalización del tejido empresarial gallego tiene dos caras. La primera, la de unas exportaciones cuyo crecimiento no parece encontrar límites. La segunda, el apetito inversor de los fondos, dispuestos a desembarcar en el accionariado de las firmas gallegas para reforzar su balance y facilitar su proceso de expansión. Tanto es así que Galicia es ya el cuarto mayor destino de inversión en España, tras contabilizar 267 millones de euros en 2016, una cifra que podría quedarse corta para un 2018 para el que se prevé más crecimiento.

Así lo estima la firma de auditoría y asesoramiento BDO, que ayer inauguró su nueva sede en Vigo y presentó su informe de perspectivas del ejercicio que acaba de comenzar, en un acto al que acudieron empresarios de Vigo y el propio alcalde de la ciudad, Abel Caballero. El regidor vigués puso en valor el carácter emprendedor del concello. "La economía está en el ADN de Vigo. Esta ciudad se hizo a sí misma y no por divisiones administrativas o por conquistas", recalcó.

Pelayo Novoa, socio director de BDO en Galicia, argumenta que la empresa gallega atrae el apetito inversor de más allá de sus fronteras hasta el punto de que el 94% de las firmas de capital privado consultadas prevén invertir en firmas de la comunidad. La férrea contención de deuda que mantiene saneado el balance y el hecho de ser alumnos aventajados en uno de los apartados que los fondos miran con lupa, la internacionalización, son sus dos grandes baluartes. La fuerte orientación hacia el exterior de la empresa gallega (las exportaciones equivalen ya al 34% del PIB, solo por detrás de Navarra) aumentan el apetito de los inversores que, de este modo, se ahorran la puesta en marcha de una fase que toda empresa necesita para alcanzar gran tamaño.

Según el informe de BDO, el sector que concentra el mayor interés del private equity es el agroalimentario. "El 47% de las firmas que hemos consultado citan a este sector como el más atractivo para invertir, frente al 17,6% del textil y el 11% de la pesca y las TIC". Novoa alude a la fuerte fragmentación de este sector, en el que varios jugadores compiten por el trono en la comunidad, como uno de los factores que más valoran los fondos a la hora de tomar posiciones, al considerar que existen todavía procesos de consolidación por abordar.

La fragmentación tiene también otra vertiente menos positiva. Al recelo de las empresas familiares para la entrada de nuevos propietarios se suma que "solo 553 de las casi 200.000 empresas que hay en Galicia supera los dos millones de euros de ebitda, la cifra a partir de la cual se suelen fijar los fondos", recalcó Novoa, lo que reduce el abanico de posibles destinos de inversión. Por ello el experto considera fundamental la ganancia de tamaño de las empresas gallegas.