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El futuro de la multinacional de Chapela

Santander negocia con el fondo americano Broadbill el traspaso del 10% de Pescanova

Se reunieron en diciembre a petición de los neoyorkinos para "tantear" la operación -Las ventas de la pesquera elevan la cifra de interesados, que apremian a la banca a desinvertir

Stand de Pescanova en la última Seafood de Bruselas. // @gleznacho

El Santander tardó solo un año en escapar de la crisis de Pescanova, que acabaría por pasar una factura de 1.560 millones a un centenar de bancos de todo el mundo. Tenía poco más de 75 millones de deuda en la multinacional y los vendió, con un descuento del 96%, al fondo británico Stifel Financial Corporation. Pero la compra de Banco Popular el pasado julio le colocó en el mismo sitio del que había escapado en 2014: en el accionariado de una empresa que no es estratégica para sus cuentas, de la que ignora cómo se ha gestionado desde que los bancos asumieron el timón y que tiene un plan estratégico en el que no ha participado. Por eso "escucha ofertas" por un paquete que, según el Registro Mercantil, roza el 9,8% de los títulos. Y con ese fin se ha reunido ya con los neoyorkinos de Broadbill Investment Partners.

La negociación es todavía "incipiente", según fuentes conocedoras del encuentro, que se produjo el día antes de la última junta de accionistas de la pesquera (21 de diciembre). En esta asamblea los socios Nueva Pescanova validaron la desinversión de otra entidad financiera, Deutsche Bank, aunque en este caso el paquete transmitido fue de solo el 0,46%. Se quedó en manos de Sabadell, Abanca, Barendina (Luxemburgo), Auriga y el propio Broadbill, especializado en firmas en reestructuración ( fondo buitre, en el argot financiero). "La permanencia de los bancos no tiene sentido que se prolongue mucho más tiempo", defienden inversores consultados por FARO, que apremian a la "búsqueda de un socio o comprador industrial" que asuma los mandos del grupo.

Broadbill, por ejemplo, defiende una desinversión en bloque de Nueva Pescanova, no una venta por partes, porque "su valor diferencial" es la integración vertical que le ofrecen sus 72 barcos, las plantas de acuicultura (langostino, rodaballo y tilapia), factorías de transformación, fondo de comercio y una marca valorada en más de 64 millones de euros. El núcleo duro de los accionistas aboga por contra y de momento por mantener el calendario - "no tenemos prisa" -, elevar al máximo el valor de la compañía y salir de su capital en 2019. Y sin Oferta Pública de Venta (OPV), ya que entienden que llevar la empresa al parqué retrasaría demasiado el proceso.

En la extensa nómina de participadas del Santander la mayoría de las firmas se dedican a banca, seguros, la gestoría de fondos y el ladrillo. Su presencia en empresas de alimentación es residual, según el último informe anual del banco, con las "asociadas" Carnes Estellés, Grupo Alimentario de Exclusivas (ambas en liquidación), Bodegas Gran Feudo y Aguas de Fuensanta. No ha trascendido el importe que podría alcanzar la transacción, si se produce. Deutsche Bank vendió sus títulos a 0,25 euros cada uno; si se extrapola la capitalización de la vieja Pescanova, que vale en Bolsa 35 millones y tiene el 0,7% de la multinacional, todo el holding tendría un valor de 5.000. La pesquera fue rentable en 2017, como avanzó su consejero delegado, Ignacio González, y alcanzó un Ebitda de en torno a 80 millones de euros.

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