Es probable que más de un lector haya alquilado un vehículo y, tras devolverlo, se haya encontrado con una desagradable factura a mayores por los supuestos daños causados. Algo similar le ha ocurrido a la matriz de Mercedes, Daimler, que se verá obligada a pagar un importe “de cinco dígitos” a la firma de servicios de alquiler Sixt por el desgaste al que sometió durante dos meses un vehículo que había alquilado.

Según detalla el diario alemán Spiegel, la compañía alemana alquiló un Tesla Model X -un vehículo eléctrico- durante siete semanas, pero con unos fines bien distintos a los del usuario que recurre a esta opción para desplazarse durante sus vacaciones. Durante este periodo, Daimler desmontó por completo el vehículo, sometió los componentes a todo tipo de condiciones para conocerlos de cerca y realizó viajes de miles de kilómetros para extraer el mayor caudal de información para descifrar los avances de su competidora, a la que en el sector se considera pionera en el desarrollo de vehículos eléctricos. Ahora la compañía tiene que hacer frente a una factura de “cinco dígitos” tanto por los daños ocasionados y la depreciación del automóvil como por el incumplimiento del contrato en el que incurrió al realizar pruebas en Barcelona.

El asunto no termina ahí. La cantidad que finalmente abone Daimler a Sixt no se quedará íntegramente en las arcas de la compañía de alquiler de coches. La razón es que este modelo es en realidad propiedad de un matrimonio alemán que arrendaba el vehículo a Sixt.

Aunque el espionaje es una práctica relativamente común entre los fabricantes de automóviles, rara vez se emplean vehículos alquilados para tal fin. El motivo de recurrir a un coche de este tipo en lugar de disponer de uno en propiedad se debe a las listas de espera que existen para adquirir un Tesla, ante las dificultades de la compañía para casar sus niveles de producción con la demanda de los consumidores.