En 1963 mataron a Kennedy, moría Juan XXIII, España solo cosechaba dos puntos en Eurovisión con el Algo prodigioso de José Guardiola y Andrés Quintá Cortiñas (Iria Flavia, 1939) montaba un pequeño taller de forja que hoy es Extrugasa, un pedacito de historia de la industria metalúrgica gallega que emplea a 700 personas en Valga. Quintá será uno de los cuatro distinguidos en la ceremonia de gala del 40 aniversario de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime), que se celebrará el 28 en Vigo. Con él recibirán el mismo reconocimiento el astillero Francisco Cardama, Francisco León Rodríguez y la empresa Troqueles y Moldes de Galicia (Tromosa). Son empresarios muy distintos que comparten un mismo credo: el del esfuerzo, la ilusión y la reinvención constante. La última no ha sido la única gran crisis que han conocido: "Algo habremos hecho mejor para sostenernos en el tiempo y seguir creciendo". La organización que preside Julio Gómez, que nació con un centenar de empresas, cuenta a día de hoy con más de 600 asociados que emplean a unos 65.000 trabajadores.

"Si no hubiera ilusión, esfuerzo, dedicación? no habría progreso. Es como la frase de Aldous Huxley: "Los seres humanos debemos el progreso a los insatisfechos". Habla Francisco León (1946), de la tudense Utingal y tesorero de Asime, convencido de que el mayor reto para la industria gallega es adaptarse a los nuevos materiales y sistemas de producción. Pero sin miedo. "Hay tanto por hacer..." Y asiente Ramón Rodríguez Batalla (Urdilde, 1952), de Tromosa, que incorpora al capítulo de desafíos el hecho de que "la competencia que tenemos está en el mundo entero". Todos comparten esa sensación de caducidad de los procesos, de que el mundo corre demasido rápido y que "no es como antes, las máquinas caducan a los dos años". "Como no evoluciones con las mejores tecnologías, adaptes maquinaria y formes personal, en poco tiempo te quedas obsoleto".

Tromosa, de 1980 e instalada en Santiago, es proveedora de las auxiliares Tier 1 de automoción y, además de haber creado una división de plásticos, acaba de adentrarse en la industria aeronáutica. Es un segmento más que explorado por Utingal, que fabrica piezas para los Airbus A400 y el A350 después de haber duplicado su capacidad productiva. Es un "esfuerzo", el de los aviones, que para León Rodríguez "compensa". "Al principio es muy sacrificado, pero estoy seguro que a los primeros del naval o de la automoción les pasó lo mismo, y hoy hay grandes empresas que empezaron como auxiliares. No se atisba cansancio en ninguno de los tres empresarios -durante la redacción de este reportaje Mario Cardama estaba de viaje- sensación de cansancio pese a acumular entre los tres más de 150 años de vida laboral. "Yo podía dejarlo... pero bueno, tengo un proyecto para mejillones [por Extrumar] y tengo que hacerlo yo". Andrés no denota recelo sobre sus sucesores; más bien ganas de seguir en el tajo, como las de Ramón y Francisco. "Si uno mantiene esa mentalidad de seguir siendo pequeño tendrá difícil avanzar". Lo tienen claro todos.

"Nadie es indispensable, aunque todos somos necesarios", responde el empresario de Tromosa sobre el relevo generacional. "Cuando tienes una buena estructura, aunque haya gente que se retire viene otra, una empresa no depende de una única persona. Es un trabajo en equipo". Para Quintá el secreto está en la formación de los jóvenes, incluso desde la cuna. "La enseñanza viene desde que naces, con la escuela... A las cuatro de la mañana iba para el campo a trabajar, y como no hubiera hecho los deberes me caía un tanque de agua en la cabeza. Y eso es algo que agradezco a mis padres". Y, sin planes de dejar de momento sus proyectos, el mensaje a los que asuman el relevo es claro: "Hay que pelear por una mejor formación adaptada a las empresas". Dicho queda.