Tan relevante es para la Axencia Tributaria de Galicia (Atriga) que existan muchas declaraciones en los tributos bajo su gestión, como que las propiedades por las que se paga alcancen un buen precio. Sobre todo si se trata de inmuebles. Los dos impuestos "más importantes" en volumen de expedientes y en recaudación "tienen como base imponible el valor real de los bienes y derechos transmitidos", como destaca el propio organismo en el informe de gestión de 2016, que acaba de publicar. A más valor, más recaudación. Esos dos gravámenes son Sucesiones y Donaciones, aplicado a las herencias; y Transmisiones Patrimoniales (ITP) y Actos Jurídicos Documentados, donde la reina de los ingresos es la compraventa de vivienda usada, que en estos momentos en la comunidad protagoniza nueve de cada diez operaciones. Desde el arranque de la crisis, cuando el parón de la actividad dinamitó el bolsillo de las administraciones, la Xunta reforzó el control sobre sus contribuyentes y puso en marcha un nuevo sistema para valorar bienes que provocó un enorme revuelo por alejarse del importe real en el mercado. Pese a las rebajas de precio y los cambios en el cálculo que impulsó para compensar, las polémicas retasaciones de la Atriga elevaron otra vez el valor de los bienes en más de 2.600 millones de euros el año pasado.
Ante la oleada de reclamaciones administrativas y demandas judiciales acumuladas, incluso por el toque de atención que le dio la Inspección General del Ministerio de Hacienda, a la Atriga no le quedó otro remedio que reformar su sistema de comprobación. Desde 2015, para los bienes inmuebles de naturaleza urbana usa el valor catastral y un coeficiente de actualización que en 2016 decidió elevar por la mejora del sector del ladrillo. El organismo insiste en que este medio tiene como ventajas "la seguridad jurídica, al establecer un criterio de valoración objetivo, común y homogéneo en todo el territorio", "información del valor real" y "explicación con detalle del sistema de cálculo utilizado".
Con él se revisaron 103.864 declaraciones que sumaron un importe de 2.553,9 millones de euros. El valor aumentó 355,9 millones tras la comprobación. Una subida media del 16%.
Para el resto de bienes inmuebles -en naturaleza rústica o con características especiales-, la administración gallega tira de un dictamen de peritos. Las 41.415 retasaciones arrojaron un incremento del valor de 1.061 millones, con un alza media del 88%.
Las comprobaciones se extienden a otro tipo de propiedades que no son inmuebles. "Especialmente acciones, participaciones y empresas", recuerda la Atriga. El método de tasación en este caso sufrió un duro varapalo del Tribunal Constitucional, que directamente lo anuló hace año y medio. Por esta vía, las retasaciones ascendieron a 2.265. Se declaró un importe de 4.653,9 millones de euros, pero el organismo lo elevó en 1.208,3 millones más, lo que supone un incremento medio del 35%.
La inmensa mayoría de las comprobaciones afectaron a bienes ligados a una herencia. Fueron 444.903 de un global de 523.114. En Transmisiones Patrimoniales rondaron las 67.800; otras 8.780 fueron de donaciones; y 1.600 de vehículos usados, que también pagan el ITP.
Como está sucediendo desde que la Atriga lanzó su sistema de precios medios, y a pesar de las modificaciones implantadas para, precisamente, evitar la retahíla de sentencias en contra, la respuesta de los contribuyentes sigue lejos de ser conforme con las comprobaciones. Hubo acuerdo en el 69% de los expedientes, según figura en la memoria anual. En Donaciones baja al 54% y a un 60% en Transmisiones Patrimoniales.
