La presidenta del Consello Galego de Relacións Laborais (CGRL), Verónica Martínez Barbero, mantuvo ayer un encuentro en la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) en los que informó a los asistentes de la labor de la institución en la mediación de conflictos de negociación colectiva y repasó algunas de las nuevas formas de relaciones laborales surgidas al calor de las innovaciones tecnológicas. En el debate se coló la irrupción de nuevas empresas de la llamada economía colaborativa, como Uber, cuyo avance es tan significativo como controvertido y que provocó que el pasado martes cientos de taxistas madrileños se concentrasen frente a la sede de la CNMC para exigir un endurecimiento de la regulación de los vehículos de alquiler con conductor (VTC).

"Se trata de empresas que se encuentran en una situación de alegalidad, porque en ocasiones la legislación va con años de retraso respecto a estos nuevos modelos de negocio", recalcó Martínez Barbero. Martínez Barbero criticó que este tipo de empresas recurran a la figura del trabajador autónomo, cuando a su juicio, existen indicios de que operan al abrigo de la empresa, como lo demuestran el hecho de operar bajo una marca o, incluso, recibir instrucciones de la propia empresa sobre en qué zonas situarse.

La presidenta de este organismo de mediación hizo hincapié que estos modelos de negocio han venido para quedarse y que resulta necesario adaptar la legislación a los tiempos actuales y pasar este tipo de actividades de la alegalidad a la legalidad, para acabar con lo que denominó de "competencia desleal".