En la casa de los empresarios gallegos se ha terminado el armisticio. Al menos en el ámbito público, porque en su sede no ha habido paz en años. El presidente actual, que asumió el mando tras una jugada de la patronal de A Coruña, ha terminado de perder el crédito de los críticos tras haber defendido la derogación de la reforma laboral y, sobre todo, después de reivindicar una "consulta negociada y pactada" en Cataluña para resolver el mayor conflicto territorial y político de España desde que existe el Estado de las autonomías. Ayer comenzó a circular entre el empresariado el rumor de que sopesaba dejar el cargo por el aluvión de críticas que generaron sus palabras, pero Antón Arias Díaz-Eimil lo desmintió a FARO. Y volvió a defenderlas. "Es un tema que no se ha abordado internamente en la CEG. Y, en todo caso, me referí a una consulta negociada y pactada, no significa que me haya alineado con posturas independentistas", expone. Para el patrón de la confederación empresarial gallega lo principal es que esas declaraciones "fueron a título personal". "No estaba hablando en nombre del empresariado".

Las explicaciones no sirven en las patronales de Pontevedra, Ourense y el grueso de las sectoriales, que han afeado ya en varias ocasiones los pronunciamientos "no consensuados" de Arias sobre la reforma laboral y la subida de salarios. De hecho en la confederación pontevedresa, que gobierna Jorge Cebreiros, esperarán a mañana lunes para adoptar una decisión. Si Carles Puigdemont asume la exigencia de la CUP y declara la independencia, la CEP le pedirá a Arias que se marche. "Un cargo institucional y representativo no puede decir que, aún a título personal, apoya ilegalidades. La Constitución no permite el derecho a la autodeterminacion ni al referéndum en Cataluña, aunque tenga mayoría reforzada", condena Cebreiros. "Se podrá estar de acuerdo o no con mi postura, pero no va en contra de los intereses de la CEG", replica el coruñés. "Es la única forma [la de la consulta] de que esta situación quede resuelta. La democracia se resuelve con más democracia".

La unión de los críticos con su mandato ha unido incluso a dos antiguos rivales, Antonio Dieter (predecesor de Arias en la CEG) y José Manuel Pérez Canal (líder de la patronal de Ourense, se enfrentó con Dieter en las elecciones). Y al primero con el vigués José Manuel Fernández Alvariño, que abandonó el trono de la patronal gallega tras los envites del profesor. "No podemos esperar a ver cuál es la siguiente tontería que dice este hombre. No se da cuenta que cuando habla lo hace representando a la CEG, y por eso tiene repercusión mediática", expone uno de los críticos, que no quiere aparecer mencionado en este artículo. En este círculo insinúan que Arias ha recibido "presiones" de la CEOE y la administración gallega para, al menos retirar sus palabras. Arias también lo niega.

Parálisis

Para Antonio Dieter la situación es compleja porque los miembros de la junta directiva y el comité ejecutivo carecen de información. "No tenemos presupuesto ni cuentas. Información cero", lamenta, y asegura que los órganos colegiados no se han reunido desde abril (Arias asegura que el último encuentro se produjo en julio). En todo caso, las dos últimas convocatorias fueron suspendidas y, según pudo saber FARO, la prevista para el martes tampoco se celebrará. "Se me impone el tener que posponerlas. La de septiembre se anuló porque ese día la CEP organizaba un acto, y la del 17 es porque la mayor parte de los miembros estarán en Madrid" porque hay reunión de la CEOE. Ésta, no obstante, es para el día siguiente, el miércoles 18.

"A la carta que le enviamos Alvariño y yo -prosigue Dieter- nos contestó que no era el medio, que teníamos que abordar el tema en los órganos colegiados. Pero es que no nos ha convocado", reprocha. El ourensano se refiere a la misiva enviada el 14 de septiembre -publicada íntegra y en exclusiva por este periódico- en la que arremeten contra la parálisis de la confederación y la vulneración de sus estatutos.