La malograda macroplanta de rodaballo que Pescanova construyó en Mira sufrió de un tercer accidente durante el periodo concursal que deterioró fatalmente las cuentas del proyecto y del que no dio cuenta a los inversores o el supervisor bursátil (Comisión Nacional del Mercado de Valores, CNMV). Ocurrió en enero de 2014, casi dos años antes de la entrada de la banca acreedora en el capital, y forzó a la compañía a deshacerse de casi 900 toneladas de pescado de pequeño tamaño. Antes, todavía con Manuel Fernández de Sousa en la presidencia, la factoría había sufrido otros dos siniestros (en 2009 y 2011) que causaron un perjuicio de unos 70 millones de euros. La multinacional pesquera enterró al menos 200 millones en una infraestructura que nunca funcionó a pleno rendimiento (la fase 2 está inactiva) y que ahora, en concurso de acreedores, ha pasado a manos del fondo de inversión Oxy Capital.

Como publicó entonces FARO, Acuinova solo confirmó que el fuerte oleaje había arrancado uno de los tubos de polietileno de alta densidad con los que se nutrían las piscinas de la factoría, pero que los trabajos continuaban "con normalidad". Pero el administrador concursal de la sociedad, Bruno Costa, ofrece otra versión. Después de los primeros siniestros, en 2013, "se pidieron el doble de alevines para la Fase 1 (de engorde) a fin de recuperar producción. Los rodaballos son especies de largo periodo de maduración, que requieren de al menos dos años de ciclo de cultivo para llegar a un kilogramo de peso y 900 días para llegar a los 2,5 kilos. Pero el invierno siguiente, "sin ninguna responsabilidad de Acuinova, ocurrió un nuevo accidente" en la fase 2, que estaba en obras.

"A pesar de que los peces no murieron [...] la única alternativa fue la retirada de 878 toneladas de rodaballo de pequeño tamaño, siendo su venta a bajo coste la única forma de colocar el producto en el mercado", sostiene Costa, en un documento al que tuvo acceso este periódico. Este hecho "contribuyó aún más al deterioro de la situación financiera de la sociedad", que cerró ese ejercicio con pérdidas de 17,46 millones de euros. Pese a este siniestro y a los efectos que tuvo en la actividad de la planta (los peces de la fase 1 no tenían dónde crecer, de ahí que se malvendieran antes de tiempo), la compañía no informó del suceso a los accionistas. "Durante el ejercicio 2014 se ha ido incrementando el volumen de comercialización del rodaballo producido en la fase 1 de la planta de Mira", relató en las cuentas anuales, entregadas a los socios y a la CNMV. "Asimismo -continuó-, "se ha mantenido la comercialización de la producción de la planta de Xove (de la sociedad dependiente Insuiña, S.L.). Los niveles de producción de ambas plantas son positivos, pero los resultados del ejercicio se han visto negativamente impactados por los bajos niveles de precio de mercado".

Concurso

El resultado de la inversión de la vieja Pescanova en la playa de Mira es sabido: cuando llegó la banca acreedora a la dirección se apartó del plan de negocio y se empezó a buscar comprador activamente. En enero solicitó el preconcurso que derivó, el mes pasado, en la entrada en insolvencia. En este procedimiento judicial Pescanova declaró una deuda de 40,7 millones con su antigua filial, sobre todo por el envío de alevines desde O Grove y Santa María de Oia. La única reclamación cursada por el Gobierno portugués se formalizó a través del Instituto de Financiamento da Agricultura e Pescas (IFAP), que reclamaba a Acuinova 58,72 millones de euros. Pero el administrador concursal había denegado esta petición porque, entre otras cosas, el contrato estipulaba que, en caso de que la piscifactoría sufriese una mortalidad superior al 10%, la empresa no tendría que devolver las ayudas. En junio el Tribunal de Relaçao de Coimbra desestimó la reclamación de la IFAP, con lo que el Gobierno luso ha perdido la posibilidad de recuperar la subvención, de acuerdo a la sentencia consultada por FARO.