La Policía Nacional detuvo ayer al dueño de un bar restaurante de Palma por un delito contra los derechos de los trabajadores. El detenido imponía condiciones de esclavitud a sus empleados, con jornadas laborales de hasta 17 horas, todos los días de la semana, sin contrato y por sueldos de 3,5 euros la hora. Los trabajadores no disponían de contrato ni de vacaciones.

El empresario se aprovechaba de personas con necesidad de ingresos mínimos para subsistir, con cargas familiares, hipotecas o adicción a las drogas, y miedo a perder su única fuente de ingresos. Así pues, les hacía trabajar como camareros, cocineros, en la limpieza y en labores de mantenimiento.