"La operación esta complicada. Ahora estamos hablando con los bancos". El que habla es el empresario Manuel José Del Dago a las pocas horas de desembarcar ayer en Madrid para tratar de cerrar la compra del astillero de La Naval en Sestao. El inversor, con intereses empresariales en el sector maderero, además del naval, y que lleva décadas viviendo a caballo entre Barranquilla (Colombia) y Miami (Estados Unidos), es el único salvavidas que le queda a la compañía vasca para poder salir a flote. Aunque la situación no es fácil: "La deuda es elevada y hay que negociar".

Mientras que Del Dago estaba en Madrid negociando con los bancos un aplazamiento de los pagos a los que tiene que hacer frente el astillero próximamente, los trabajadores y los sindicatos vascos esperaban como agua de mayo noticias sobre el empresario. Del Dago confirmaba que esta misma semana se desplazará a Bilbao para "ver como están las cosas" y si entre negociación y negociación le da tiempo también tiene previsto hacer una fugaz visita a la región.

El empresario no quiso ayer adelantar mucho de sus planes para el astillero pero señaló que "la operación no se cerrará en este viaje, esto nos llevará por lo menos cuarenta días". El problema de la deuda que ahoga a La Naval no es el único escollo "también hay otras cosas que mirar".

La Junta General de Accionistas de la compañía vasca aprobó el pasado siete de junio una ampliación de capital por valor de 42 millones de euros. El objetivo, señalaron en su momento fuentes del astillero, era el de "equilibrar la situación patrimonial, dañada por la acumulación de pérdidas durante los ejercicios pasados".

En la primera fase de esa ampliación Del Dago ya hizo una primera pequeña inversión lo que le da derecho a pasar a la segunda ronda. Solo otros dos más dieron también ese primer paso, Iniciativas Navales del Norte y un accionista individual con una participación del 1,6%. Algunas fuentes aseguraron que el asturiano se había comprometido a comprar el 80% de las nuevas acciones, lo que le convertiría en el accionista hegemónico de la compañía.

El plazo para esa segunda fase acabó el sábado, pero tanto los sindicatos como el propio empresario restaron importancia a la fecha y aseguraron que la fecha podría alargarse. De hecho, según las palabras de Del Dago el proceso podría culminar en unos cuarenta días. Es decir, a comienzos de septiembre.