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El "rally" de las grandes pesqueras en Bolsa guía a la banca para su salida de Pescanova

Los mayores "holdings" elevan su valor en 1.370 millones en tres meses

Primer cambio de imagen desde la llegada a Chapela, en 1964 | La multinacional gallega ha iniciado ya la renovación de su imagen corporativa en los edificios industriales de Chapela con la impresión de la nueva marca, en este caso del grupo Nueva Pescanova. Es la primera vez desde la llegada del grupo a Chapela, donde desembarcó en 1964 tras la compra de Compañía de Pesca e Industrias del Bacalao, SA, Copiba, que se produce un cambio de imagen semejante. Los nuevos productos (Dippeo, pulpo gallego o carpaccio de langostinos) incluyen ya la nueva marca y packaging, que se presentaron en febrero.

En la Bolsa española no hay ninguna referencia que ilustre el potencial de la industria pesquera en un mercado cotizado. La vieja Pescanova (Pescanova SA) sí está admitida a negociación pero es solo una sociedad de cartera, y la anterior representante del sector, la gallega SeaFood Global Processor (antes Lumar), abandonó el parqué el año pasado. Pero son muchas las pistas que arrojan una idea del valor de Nueva Pescanova, controlada a día de hoy por la banca acreedora, que prevé salir del capital "en dos o tres años". Una de ellas es el rally bursátil de su competencia, capitaneada por empresas de Noruega y Japón, que en los últimos tres meses se han revalorizado en más de 1.370 millones de euros gracias al aumento de la demanda y la subida de precios del salmón. "Pescanova va como un tiro", ilustran desde uno de los bancos presentes en el accionariado.

Las mismas fuentes sostienen que no está decidido si optarán por una salida a Bolsa o la entrega del control a un "socio industrial", pero confían en maximizar su valor para rebajar al máximo las pérdidas que sufrieron con el rescate. En Pescanova se aplicaron quitas de 1.860 millones, que se reducirían después a 1.560 por la letra pequeña del polémico crédito supersenior (conllevaba un sobrecoste de 300 millones para la empresa). A cierre de año el inmovilizado material de la compañía ascendía a 270 millones después de haber aplicado sucesivos deterioros, y otros 114 millones en activos intangibles como la marca, licencias, fondo de comercio o cartera de clientes. Todavía es una foto de una empresa que acaba de salir del mayor bache de su historia.

Pero para 2020 la firma prevé llegar a los 1.500 millones de euros en cifra de negocio (+50% que ahora) y 139 de Ebitda (duplicar los actuales 68 millones), y acaba de limpiar su balance de 344 millones de euros a valor nominal (138 millones de euros a coste amortizado). Con la ampliación de capital de abril rebajó su ratio de apalancamiento en doce puntos, hay paz social, un compromiso de la banca (que es a la vez accionista y acreedora) de invertir 125 millones y la determinación de deshacerse de divisiones que destruyan valor o no sean core para el negocio.

Una de ellas es la macroplanta de rodaballo de Mira (Portugal), para la que Pescanova mantiene su "firme decisión de transmitir el negocio a un tercero" y que está en Processos Especial de Revitalização (PER), una especie de preconcurso y cuyo "valor razonable es nulo", según las cuentas anuales del grupo. Entre los accionistas creen que se deberá renegociar también la deuda de las filiales extranjeras, de 239,6 millones a cierre de ejercicio.

Si un posible espejo es la evolución de la competencia, el valor a futuro de la multinacional gallega es de un gran recorrido al alza. Marine Harvest, Leroy, Nissui, Austevoll, Daisui, SalMar o Marubeni se han anotado crecimientos de hasta el 16% trimestrales. En los últimos cinco años el rally fue más espectacular, con una revalorización de entre el 75% de Marine Harvest al 328% de Leroy, ambas con el salmón como objeto principal de negocio y las dos de Noruega. Stolt Nielsen (opera en Galicia con Stolt Sea Farm), centrada en rodaballo, experimentó un retroceso acumulado del 16% en el mismo periodo al verse perjudicada en los últimos años por el precio de esta especie.

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