El pasado febrero Pescanova como una revolución que nacía de la necesidad de "modernizar" una enseña de 1960. Una marca querida, decían, pero que había quedado anticuada. Lo que los entendidos llaman una old-fashioned brand, que ya se sabe que, pudiendo decirlo en castellano, el inglés se presume como más atractivo. "Ha llegado la hora de cambiar, de dar un paso hacia el futuro, de renovarse para adaptarse a las nuevas tendencias del mercado y transmitir una estética más dinámica, sin perder nuestra esencia", anunciaba Ignacio González, consejero delegado. La nueva marca ya se está imprimiendo en el packaging (envoltorio) de nuevos productos, que también se ha renovado.

Y ahora le ha llegado el turno a las instalaciones productivas. La principal, la de Chapela, luce ya en la nave principal la nueva imagen corporativa del grupo Nueva Pescanova, que curiosamente había llegado antes a la remota ciudad namibia de Lüderitz, como ilustró el director general del área pesquera, David Troncoso.

Solo queda la histórica chimenea de la que era, hasta 1964, la bacaladera Copiba, y que se integró en Pescanova ese mismo año. Fue entonces cuando la pesquera se trasladó a Chapela, ya que antes tenía su sede en Vigo.