"Este es un respaldo que no vamos a quebrar". Con esta frase comenzaba ayer su discurso Ernesto Fontanes, nuevo líder de la UGT en Vigo tras tres años y medio de gestora. Con el 92,94% de los votos, Fontanes apeló a la "unión" apelando a la "dignidad de los sindicatos" y se marcó un "reto vital": ayudar a Carlos Rivas y Serafín Rodríguez, dos trabajadoras "condenados por defender sus derechos".

Ante la presencia del secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y su homólogo en Galicia, José Antonio Gómez, y el alcalde Abel Caballero, el congreso eligió a una ejecutiva formada por Ángeles Arias, Mónica Suárez, José María Rodríguez y Diego de Sá.

"Se nos pusieron cadenas desde que empezó la crisis", proclamó Fontanes, que recordó que desde el actual Gobierno "quieren seguir castigando a los ciudadanos" y que "se ha derribado con todo".

Álvarez, por su parte, apeló a la derogación del artículo 315.3 del Código Penal, del que los fiscales, explicó, están haciendo "un uso indigno" para tener a más de 300 sindicalistas encausados. En materia laboral, pidió un cambio de modelo productivo, a un acuerdo "transversal" por la industria, y a conseguir que los presupuestos generales del Estado de 2017 sean los últimos en los que las pensiones no estén vinculadas al IPC real.

Mientras, Gómez destacó que "ya era hora" de que UGT Vigo dejara atrás su situación de interinidad , en la que hubo momentos en los que "no lo pasamos bien, pero eso ya está resuelto".