- ¿Cuál es su diagnóstico del mercado laboral gallego?
- Se corresponde con el modelo productivo que estamos creando: si la industria va perdiendo peso, el sector público no recupera volumen y calidad de empleo? Hay un proceso paulatino de pérdida de actividad en ocupaciones tradicionales y esta comunidad no está demostrando incapaz de explorar otras nuevas. Si no hay un cambio de política va a ser complicado crear empleo de más calidad y estable.
- ¿Cómo quiere forjar la unión sindical con UGT y CIG?
- Es lo que procede. Haremos una oferta de unidad en materia de negociación colectiva, de dotar a los concellos de un acuerdo marco en negociación colectiva también tomando como referencia el de Euskadi? Querría plantearles una propuesta para llevar juntas a la administración para un sistema extrajudicial de conflictos, de mediación y arbitraje potentes del que se puedan aprovechar los sindicatos y patronales. Es algo que demanda la clase trabajadora, una intermediación profesionalizada.
- Aspira a la máxima independencia financiera.
- Esa decisión fue adoptada hace cuatro años en el Congreso Confederal, con una carta que mandataba a que cada organización fuese cubriendo sus gastos ordinarios con cuotas en la medida en que fuese pudiendo. Si después había fondos para proyectos finalistas, ese dinero tendría que aplicarse a ellos. Nosotros queremos pagar los gastos corrientes con las cuotas. Nos da independencia, y es cierto que hubo retrasos en los pagos de subvenciones a la formación que nos crearon grandes tensiones de tesorería. Tuvimos la sensación que fue algo premeditado.
- ¿Reestructurán la red de oficinas?
- Sí. Ahora tenemos una red más amplia de lo que podemos abarcar y cubrir con solvencia. Hay algunos locales en Galicia que no tienen actividad. Nos planteamos la posibilidad de concentrar la actividad sindical comarcal en algunas sedes por una cuestión de ahorro. Tenemos una red amplia, pero debe estar bien dotada, fundamentalmente de personas.
