La planta de Vigo de la multinacional británica de componentes GKN Driveline (una de las filiales del grupo GKN) firmó en 2016 las mayores ventas de sus últimos trece años, hasta los 219 millones de euros, un 6,1% más que en 2015, según ha podido saber FARO. El mayor proveedor gallego por volumen de empleo (con cerca de un millar de trabajadores) apuesta por saturar las instalaciones de Balaídos para incrementar su competitividad y mantener los niveles de ingresos y empleo. El centro se encuentra en plena ejecución del plan industrial 2014-2018, que incluía una inversión total de 17 millones de euros.

La antigua Indugasa volvió a rebasar el umbral de los 200 millones de euros en ventas hace dos años (la última vez había sido en 2005), impulsada por las exportaciones. La factoría viguesa, que se dedica al desarrollo y fabricación de juntas homocinéticas y transmisiones para todo tipo de vehículos y tracciones, tiene una de las carteras de clientes más diversificadas del sector, y en 2014 puso en marcha un nuevo plan industrial para mantenerse como referente mundial en su segmento. Ese plan incluye una profunda reorganización de espacios, de la logística de entrada y reparto y modernización de equipos, para adaptarse a la Industria 4.0.

Después de dos años positivos de ventas y empleo, la planta se enfrenta ahora a nuevos retos como la pérdida de dos programas de producción de Renault y Ford a partir de 2018 (por costes) y a la necesidad de hacer un mayor uso de las instalaciones, según destaca el director financiero de la compañía, Jorge Ortega, en una publicación distribuida a la plantilla. "Hemos perdido posiciones frente al resto de nuestros competidores en los últimos años, lo que constituye un riesgo para asegurar la entrada de nuevos negocios o evitar perder los actuales", afirma, en relación a esos pedidos de Ford y Renault, que tendrán "un impacto muy relevante en nuestro nivel de actividad".

El responsable financiero también alude a la necesidad de mejorar el uso de las instalaciones y la maquinaria para ser más competitivo, a petición de los propios clientes. "Se nos informa de que el tiempo de parada de nuestras instalaciones, relacionada con el horario de trabajo, está muy por encima de la media del sector", explica. "Esto nos sitúa en una situación de desventaja a la hora de competir en términos de coste y productividad", apunta.