Rendimiento y eficiencia. Fueron los dos términos que más empleó ayer el patrón del Grupo PSA, Carlos Tavares, para aclarar a su modo el futuro de la veintena de factorías que conforman ya su músculo industrial tras la compra de las marcas Opel y VauxhallOpel y Vauxhall (la división europea de General Motors). En rueda de prensa para desvelar los detalles de la operación, el ejecutivo portugués enfatizó que la actividad de las factorías está en manos de su propia plantilla y, respecto a las españolas (Vigo y Madrid), elogió su evolución en los últimos años. "Han incrementado su nivel de productividad. Lo único que nos protege es la eficiencia", resaltó. La transacción se cerró finalmente por 2.200 millones de euros (1.300 millones por las marcas Opel/Vauxhall y 900 adicionales por la financiera de GM en Europa), y consolidará a PSA como el segundo consorcio automovilístico europeo y primer fabricante español.

Tavares, que compareció junto a la CEO de General Motors, Mary Barra, respondió a varias preguntas sobre el futuro de las 19 fábricas, su continuidad y la de los trabajadores. "Pueden estar tranquilos", dijo (en francés y para evitar "el portunhol", palabra que hace referencia a la mezcla de español y portugués) en relación a los 13.600 empleados españoles de Balaídos, Madrid (ambas de PSA) y Figueruelas (Opel). "La gente de PSA tiene talento; su futuro está en sus manos", dijo en dos ocasiones. Y, de inicio, se mostró confiado en las posibilidades de los centros industriales del grupo. "No puedes avanzar si no confías en la gente. Haremos lo que mejor sabemos hacer: trabajar con eficiencia y buen rendimiento. Entramos en este proyecto creyendo en el talento de la gente", resumió.

Respeto a los planes

Para el caso de Vigo, con el K9 a punto de eclosionar y asegurado el V20, desde París se garantizó que se van a "respetar los planes de producción" y los acuerdos laborales en vigor. El convenio colectivo de Balaídos expira en 2019, como el de las factorías francesas, mientras que los de Opel en Alemania tienen vigencia hasta el año próximo en Kaiserslautern, Rüsselheim y Eisenach. El 22 de marzo la dirección del grupo citará a los sindicatos en el Comité de Enlace Europeo, en el que previsiblemente se abordará el futuro de los trabajadores de centros de investigación y desarrollo. "La gente entiende que solo están protegidos por un nivel adecuado de rendimiento", repitió Tavares. El XIII convenio colectivo de Opel en Figueruelas, con 5.200 empleados y una producción de 360.000 coches al año, tiene vigencia hasta final de año. Carlos Tavares visitará próximamente la factoría aragonesa para transmitir a la plantilla esta "tranquilidad" a la que aludió reiteradamente ayer y que transmitió por teléfono al presidente español, Mariano Rajoy.

El consorcio automovilístico que acaba de ver la luz generará unas sinergias de 1.700 millones de euros anuales hasta 2026 y afinará la competencia en el mercado de proveedores. "Habrá dos compradores pero un mismo jefe", ilustraba ayer la prensa alemana sobre el ahorro de costes en la compra de componentes y otros servicios, aunque ambas marcas ya gestionan una central de compras. Como publicó FARO la compra de Opel tiene lógica desde el punto de vista industrial y comercial. PSA y Opel participan desde finales de 2013 en tres grandes proyectos de lanzamientos compartidos entre sus factorías que están dando muy buenos resultados, uno de cuales es el K9 de PSA-Vigo: la próxima generación de vehículos comerciales ligeros de Citroën, Peugeot y Opel. También Opel en Figueruelas (Zaragoza) ultima la fabricación de la siguiente versión del Citroën C3 Picasso, y en Sochaux, Francia, se fabrican indistintamente modelos de PSA y Opel.

"Para nosotros, es una prolongación natural de nuestra alianza y estamos impacientes para pasar a una velocidad superior", añadió Tavares. La adquisición por 900 millones de euros de la filial financiera de GM en Europa, que da servicio a 1.800 concesionarios de 11 países, la llevarán a cabo PSA y el banco BNP Paribas con una participación del 50% cada una. Ese negocio había representado un flujo unos 9.600 millones de euros a finales de 2016. La salida de General Motors de Europa se consuma tras dos décadas de esfuerzo sin recompensa por la rentabilidad. En 2016 Opel/Vauxhall perdió 240 millones de euros, a sumar a pérdidas de otros 813 de 2015.