Jorge Cebreiros fue el artífice de un pacto que duró 72 horas por una paz impostada pero resultona que aspiraba a salvar la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). Planteó un acuerdo de no agresión que imposibilitaría que cualquier patronal provincial presentase un candidato si antes no contaba con el respaldo expreso de todas las demás. Se sumaron todas, pero la de A Coruña lo rompió diez minutos antes de que se cerrara el plazo para presentarse y su representante es ahora el patrón de la organización. Un mes después de los comicios Cebreiros ha amagado con una posible salida o "suspensión temporal" de la CEG pese a haber sido el abanderado del consenso. "Prefiero ser ingenuo que traidor", dijo ayer sobre su fracasada iniciativa por la tregua y en alusión -sin nombrarlo- a Antonio Fontenla. "Pontevedra no va a ir para que no se la escuche", ahondó.

La CEP ha reclamado más peso en la asamblea de la patronal gallega (tiene 32 vocales, los mismos que Lugo y ocho menos que A Coruña). El presidente de la CEG, Antón Arias Díaz-Eimil, aunque eligió Vigo para su primera visita institucional, irritó aun más a los empresarios pontevedreses con sus propuestas. Promocionó a un directivo de la federación de parques industriales (Fegape), enemiga de la directiva de Cebreiros, y completó sus demás cargos de confianza con nombres coruñeses. Y, sobre la propuesta para cambiar los estatutos para dar más músculo a Pontevedra, su mensaje no ha calado. "Después de lo que pasó costará volver a creer en algunos", añadió Cebreiros, quien llamó la atención además de que para modificar las normas internas de la CEG hacen falta dos tercios de los apoyos. Arias es el líder que menos votos a favor ha recabado en los 36 años de la institución.

Los estatutos de la patronal gallega no recogen la figura de la suspensión temporal y solo habla de los supuestos de baja forzosa (por desaparición del socio o incumplimiento grave de los deberes) o voluntaria. Eso sí, varias organizaciones (sobre todo sectoriales afines al depuesto Antonio Dieter) han amagado ya con dar el paso de forma libre, y otras con peso en órganos colegiados han avanzado a nivel interno su intención de participar menos de los mismos. Cebreiros, por ejemplo, desaprobó ayer la decisión de delegar la reforma estatutaria a un bufete privado, como avanzó FARO, o a pagar a alguien de fuera de la CEG para que ejerza como secretario general. En esta quiniela hay un nombre, el Jaime López, quien ya ejerció estas funciones de forma provisional y es firme aliado de Fontenla.

Números rojos

El representante de los empresarios de Pontevedra, que hizo balance ayer de dos años de mandato, enumeró una retahíla de medidas que han adoptado en la casa para afrontar la amenaza de concurso. La CEP cuenta con un tercio de los empleados que tenía en 2012 tras haber despedido a dos el año pasado (ahora son diez) y ha bajado un 30% el salario de su secretario general, Menardo Arias. Para hacer caja también iniciaron pleitos con administraciones, acordado pagos con morosos o renegociado con proveedores. Ninguna de las iniciativas evitará que la patronal provincial cierre el ejercicio con números rojos de 300.000 euros. Cebreiros se encomienda a la participación en proyectos europeos, el alquiler parcial de la sede o el cobro de cuotas para evitar la insolvencia. "Ha sido un año duro", asumió.

Por último el dirigente empresarial cargó contra recientes decisiones de la Administración, que vinculó con el desconocimiento de ésta de la "realidad empresarial" y la "mala fe". Situó en este segundo supuesto a Cristóbal Montoro y su reforma del Impuesto de Sociedades. "No vamos contra ningún administración, sino a favor de los empresarios", terminó.