Vigo, que ya a finales de 2015 hizo historia al convertirse en la primera ciudad española por la que circuló un prototipo autónomo del Grupo PSA, ejercerá de pista de pruebas para este tipo de vehículos en el marco de un proyecto de la Comisión Europea (CE) bautizado como Autopilot Autopilot(AUTOmated driving Progressed by Internet Of Things). En la iniciativa, pionera y que persigue avanzar en el desarrollo de los sistemas de conducción automatizada en aras de conseguir una mayor seguridad y eficiencia, participan 43 socios de distintos países, entre los que destacan el Concello de Vigo, el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG) y la multinacional automovilística francesa Grupo PSA. Autopilot cuenta con un presupuesto de 25,4 millones de euros, de los cuales Bruselas aportará 19,9.

El proyecto se enmarca en la estrategia Horizonte 2020 de la Unión Europea (UE) y pretende aprovechar la información generada por los coches conectados (el Big Data) para dar un nuevo impulso a las tecnologías de conducción automatizada, avanzando así en el desarrollo del llamado coche autónomo. Autopilot se presentó el pasado 6 de febrero en Versalles (Francia), y entre sus 43 socios, además de CTAG y el Ayuntamiento de Vigo, hay otras dos entidades españolas involucradas, la Fundación Centro de Tecnologías de Interacción Visual y Comunicaciones VICOMTECH (San Sebastián) y la sociedad Idiada Automotive Technology (Tarragona), con la que el CTAG ya tiene una alianza desde hace varios años.

El coche autónomo de PSA el día de su estreno en Vigo // FARO

Las pruebas piloto se llevarán a cabo en seis zonas preseleccionadas, en Francia (Versailles Grand Parc), Finlandia (Teknologian Tutkimuskeskus VTT Oy), Corea del Sur (Electronics and Telecommunications Research Institute), España (CTAG), Italia (Consorzio Nazionale Interuniversitario per le Telecomunicazioni) y los País Bajos (TNO). El Instituto Vedecom coordinará los test y se encargará del de Versalles. Cada socio pondrá a prueba los vehículos conectados en entornos urbanos reales para evaluar su comportamiento y los beneficios que puedan reportar desde el punto de vista tecnológico, económico y de seguridad.

Desde el punto de vista económico, la conducción automatizada puede contribuir al renacimiento industrial europeo, con la creación de nuevos puestos de trabajo especializados en toda la cadena de valor de la automoción. La propia Unión Europea (UE), dentro de su plan para reindustrializar la eurozona y elevar el peso de la industria en el PIB comunitario del 16% actual al 20% en 2020, apuesta sin ambages por el automóvil, y dentro del sector, por la conducción automatizada y el coche conectado, alentando a las tecnológicas a formar un frente común con la industria de las cuatro ruedas.

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Experiencia gallega

Galicia ya participa en el desarrollo de los coches autónomos del Grupo PSA a través del CTAG, con programas como el Mobile Lab, suscrito con la dirección de Investigación, Innovación y Tecnologías Avanzadas de la multinacional francesa. La aportación gallega en el proyecto se centra en el campo del HMI (siglas en inglés de Human Machine Interface), en cómo interactúa el conductor con el vehículo en los diferentes escenarios de conducción automatizada (por ejemplo, a través de enlaces multimedia: imágenes, sonidos, vibraciones, etc.). Los complejos de investigación del grupo PSA en Vélizy y Sochaux (Francia), por su parte, se han encargado del desarrollo de los sistemas de asistencia avanzada a la conducción (ADAS & AD).

El CTAG lleva años innovando en el campo de la conducción automatizada, y algunos de los avances en los que ha trabajado ya se encuentran en el mercado, como el control de crucero adaptativo (ACC), el frenado de emergencia (AEB) o los sistemas de ayuda al estacionamiento (Park Assist). Y otros se están probando en los prototipos que ha configurado PSA, como el Traffic Jam Assist, con el que el vehículo se mueve de forma autónoma en retenciones y atascos (que se integrará por primera vez en un modelo de la marca premium DS este año); el asistente para intersecciones (Intersection Assistance) que detecta de la presencia de otros coches antes de entrar en un cruce y la conducción autónoma en tramos de autopista, entre otros.

Los plazos que maneja el sector para la llegada de esta tecnología a la carretera difieren entre fabricantes, aunque los primeros ejemplos se verán ya a partir del bienio 2017-2018. PSA se ha marcado como fecha límite el año 2020 (para el nivel 3). En Alemania, por ejemplo, ya se ha reservado una autovía exclusivamente para probar este tipo de coches, la A-9, en un tramo que va entre Múnich y Núremberg, con una inversión de 25 millones de euros para dotarlo de sensores.

El mayor escollo al que se enfrenta el coche autónomo no es técnico, sino legal. No existe hoy ninguna legislación adaptada a esta tecnología, aunque en algunos países empiezan a registrarse avances. Entre las normas estatales e internacionales que se tendrían que revisar para que estos vehículos pudieran circular por las carreteras estaría la Convención de Viena y el Reglamento General de Circulación español, que se centran en la definición de conductor, y, por otro lado, el RD 8/2004 sobre responsabilidad civil y seguros en la circulación de vehículos a motor.