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Las fábricas de Opel están al 63% de su capacidad

Tavares promete mantener la estructura y la sede de Opel para allanar su compra

La presidenta de GM traslada por carta a la plantilla que la operación beneficia a ambos grupos - Las fábricas de Opel están al 63% de su capacidad, frente al 71% de la media

El presidente de la multinacional francesa Grupo PSA, Carlos Tavares, ha prometido a las autoridades germanas mantener la sede y el carácter alemán de Opel, así como su estructura de gestión, con el fin de allanar la compra de la división europea de General Motors (GM), según fuentes consultadas por FARO. Las reticencias alemanas a la operación han obligado a los responsables de PSA a desplegar una ofensiva "diplomática" a todos los niveles para que no se bloquee esta absorción, que creará un nuevo gigante de automoción. La propia presidenta de GM, Mary Barra, ha comunicado por carta a todos los trabajadores de Opel-Vauxhall que la venta beneficia a ambos grupos, pero las organizaciones sindicales alemanas ya han expresado su rechazo.

El objetivo de Tavares es no herir sensibilidades patrióticas, por lo que planteará esta operación a Berlín como una alianza global entre un fabricante de automóviles francés y uno alemán. Opel seguiría siendo así una marca 100% germana, sujeta a las normativas laborales del país, que mantendría su sede central en Rüsselsheim y conservaría incluso su estructura de gestión actual, según recogen varios medios alemanes citando fuentes conocedoras de la operación. Está previsto que el patrón de PSA se reúna próximamente con la canciller Angela Merkel para explicarle sus planes al respecto.

Las reticencias a la absorción de Opel por PSA son externas, ya que ambas compañías están de acuerdo y solo faltaría concretar el precio y la forma de pago, como avanzó este periódico ayer. De hecho, la propia presidenta del gigante automovilístico de Detroit, Mary Barra, ha remitido un escrito a los más de 38.000 empleados de Opel-Vauxhall para exponerles las ventajas que esta venta tendría para ambas partes. Según Barra, la operación beneficiará a los planes de crecimiento de GM -que se podría así centrar en sus principales mercados, como EE UU y China-, a los accionistas y a las futuras operaciones de Opel. La fusión colocaría a PSA y a Opel "en posición de mejorar su situación en un mercado europeo de rápidos cambios". Ambas partes esperan cerrar la venta antes del Salón del automóvil Ginebra, que arrancará en dos semanas.

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Más críticos con la operación se han mostrado los sindicatos alemanes, que temen por los 15.000 puestos de trabajo de Rüsselsheim. Del total de 38.000 trabajadores de Opel-Vauxhall, 19.000 están en Alemania, unos 4.500 en Reino Unido y más de 5.000 en Zaragoza. IG Metall, el sindicato mayoritario del sector del metal en Alemania, ya expresó su rechazo a cualquier cierre de plantas en el país y recuerda que según el último convenio firmado con Opel, el empleo está blindado para los próximos cinco años.

El principal problema es la sobrecapacidad industrial de Opel. En la actualidad, sus plantas se encuentran el 63% de su capacidad productiva, frente al 71% de la media del sector, lo que afecta a su rentabilidad económica (la marca lleva dieciséis años en pérdidas pese a las varias reestructuraciones ejecutadas en ese periodo). Fuentes del sector señalan que si se consuma la absorción, Tavares replicará en Opel el modelo de rentabilidad económica y máxima productividad que ha implantado en PSA, a la vez que se aprovechará de las economías de escala que se generen, sobre todo en materia de aprovisionamiento. La mayor planta de Opel es la de Figueruelas (Zaragoza), que representa el 40% de la producción de la marca, con 5.500 empleados.

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