Isabel García Carneros es la directora de operaciones de Asebio, la asociación nacional que agrupa a empresas, fundaciones, universidades y centros de investigación ligados a la biotecnología (muchos de ellos gallegos, como el clúster Bioga). La madrileña participó la semana pasada en unas jornadas, organizadas por el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI), para conocer la experiencia de varias compañías de este joven y pujante sector.

-¿En qué situación está el sector biotecnológico español?

-Esta es una parcela multisectorial en la que predomina el ámbito de la salud, sobre todo para el desarrollo de fármacos y de diagnóstico molecular. Más del 55% de las empresas se dedica a este tipo de actividades. Ahora queremos potenciar la biotecnología industrial y la agroalimentaria, donde ya hay sobre la mesa proyectos muy interesantes que ya están generando negocio en colaboración con compañías más tradicionales. Este es un sector muy atomizado que necesita de una maduración muy larga y en el que, pese a estos últimos años tan complicados, hemos visto cómo se lanzaban nuevos productos al mercado y cómo surgían nuevas compañías. Se ha sufrido mucho, pero es que necesita de una inversión continua tanto desde fuentes públicas como privadas. La investigación no se puede cortar ahora y retomar dentro de un par de años.

-¿Les han afectado mucho los recortes en I+D?

-Han afectado. Las empresas necesitan un flujo continuo de inversión y un mayor apoyo por parte del Gobierno. Pero en estos años complicados hemos aprendido que tampoco es sano que todo se haga mediante subvenciones. Se han buscando otras vías y recursos económicos, especialmente en Europa. Nuestra industria ha sabido internacionalizarse, lo que es ahora su prioridad. El sector ya es global.

-¿Han notado la fuga de cerebros hacia otros países por la falta de oportunidades en España?

-Se ha notado. Organizas unas jornadas y te das cuenta de que ahora es más complicado atraer a ciertos perfiles y contar con ellos cerca de casa. No creo que esa fuga de talento sea necesariamente negativa; salir es bueno. Lo que es negativo es no saber cómo atraerlos de nuevo y volver a contar con ese conocimiento y aprendizaje que se ha adquirido. Es muy importante favorecer ese retorno para que nuestro país sea más competitivo.

-¿Y se está haciendo algo para que ese talento vuelva?

-Nos estamos dando cuenta de qué es lo que ha ocurrido durante los últimos años y ya hay ciertos programas de ayuda. Tradicionalmente, España no es un país que crea en el I+D+i en comparación con otros. Hay entidades que han sabido entender la biotecnología, pero aún nos queda bastante camino por recorrer.

-¿Es difícil dar el salto del laboratorio al mundo empresarial?

-Representamos al sector industrial, pero también tenemos centros de investigación y universidades asociadas, queremos jugar un papel de bisagra. Ha cambiado esa visión del investigador de: "Yo investigo, pero que no me moleste nadie". El problema sigue siendo que a los investigadores se les mide por el número de publicaciones, y por eso se rigen. Aún así, la investigación ya está siendo más dinámica y convirtiendo todo eso en un servicio o en un producto para la sociedad.

-¿Es complejo para un investigador montar una empresa?

-En España ya es menos complicado, el problema es consolidar el proyecto, y que se supere ese valle de la muerte que sufren muchas ideas. En estos años, hemos visto la puesta en marcha de nuevas empresas pese a lo complicada que ha sido la situación. En muchos casos, han sido iniciativas en las que el inversor ha vislumbrado que podía tener un retorno a corto plazo. Un problema es que el directivo de una biotecnológica suele tener un perfil muy científico, nunca se ha formado en gestión empresarial, aunque es verdad que muchos se han ido acompañando de un buen financiero.

-En algunos de sus informes critican que uno de los problemas del sector es que las empresas son muy pequeñas.

-Siguen siendo compañías pequeñas. Son micropymes que, en general, están compuestas por el investigador y su grupo. También trabajamos para que sectores más maduros puedan aprovecharse de los avances biotecnológicos. El de la alimentación está muy interesado en saber cómo nuestros avances les pueden ayudar.

-Asegura que estas compañías están comenzando a internacionalizarse. ¿Cómo están compitiendo fuera?

-Estamos empezando a competir y haciéndolo bien. En Europa el tamaño empresarial de este sector suele ser también pyme. Tenemos que salir porque éste es un sector global en el que hay ideas muy buenas.

-¿Hay compromiso político para apretar el acelerador en la inversión de la I+D y cambiar el modelo productivo?

-Vamos dando pasos en ese sentido, pero aún queda camino por recorrer. Tenemos que avanzar mucho más y la apuesta por la I+D+i en España tiene que ser mayor, y eso no sólo lo decimos nosotros.