José Ángel Sánchez Asiaín, el banquero que convulsionó al sector financiero a finales de 1987 con la primera gran operación hostil de intento de adquisición entre los siete grandes bancos nacionales y que, con Pedro Toledo, inauguró en 1988 el ciclo de las magnas fusiones bancarias pactadas -que transformaron el sistema financiero español con la mayor concentración financiera hasta entonces realizada, y que se prolongó hasta 1999-, falleció el sábado a los 87 años, según se supo ayer.

Sánchez Asiaín (Baracaldo, 1929) fue el dirigente bancario que, en una operación sin precedente, y en su condición de presidente del entonces Banco Bilbao (BB), lanzó una oferta pública de adquisición (OPA) no negociada sobre el Banco Español de Crédito (Banesto), la más elitista y aristocrática de las entidades españolas y en cuyo consejo de administración tomaban asiento ocho influyentes dinastías de la burguesía industrial y financiera asturiana que constituían una de las fracciones más consolidadas del capitalismo regional. La oferta de fusión que planteó el Banco de Bilbao a Banesto el 19 de noviembre de 1987 y la inmediata opa hostil, lanzada el día 30 tras el rechazo a la unión amistosa, resultaron fallidas pero sus efectos fueron sísmicos y cambiaron para siempre el mapa bancario español.

Las familias de Banesto, conmocionadas por un ataque inconcebible en un sector que se había desenvuelto hasta entonces en un régimen de oligopolio, se hicieron fuertes entronizando a Mario Conde en la presidencia. "La opa de Asiaín nos pilló tan de sorpresa, nos anonadó de tal manera, que no fuimos capaces de prever la dinámica de los acontecimientos", narró años más tarde Conde.

Los acontecimientos fueron una trepidante sucesión de fusiones y compras bancarias, que emprendió el propio Asiaín, tras un pacto amistoso con el Banco de Vizcaya (BV), presidido por Pedro Toledo, para forjar lo que fue el BBV, que pasó a ser el actual BBVA cuando en 1999 la entidad vasca se quedó con el banco público Argentaria.

La unión de los dos bancos vizcaínos (enconados rivales desde que el Vizcaya nació en 1901 para competir con el Bilbao, que databa de 1857) materializó la advertencia que le había hecho el ministro de Economía Carlos Solchaga a Pedro Toledo: "U opas o te opan".

El nacimiento del BBV supuso un cambio radical en la correlación de fuerzas y en el liderazgo de la modernidad bancaria y entrañó una alteración profunda del ranking sectorial español. A estas mutaciones replicó el resto del sector con una secuencia de operaciones corporativas a cual más gigantescas: el fracasado intento de fusión de Banesto y Banco Central, la posterior unión del Central y el Hispanoamericano, la crisis de Banesto y su control por el Santander, y la absorción por este banco cántabro del fusionado Central Hispano.

En el BBV los "bilbaos" (ejecutivos procedentes del BB) se hicieron con la hegemonía del poder interno en la fusión, y los "vizcayas", un equipo muy diestro y apreciado en la banca española, emprendieron la migración tras ser captados por diversos competidores.