Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La flota pesquera viguesa de Fidel

Los astilleros Barreras, Ascón, Vulcano y Freire participaron, en los años 60 y 70, en la construcción de 200 camaroneros, atuneros y arrastreros para el Gobierno de Cuba

Biajaiba - Arrastrero congelador de 1.114 toneladas de capacidad, fue obra de Astilleros Construcciones (Ascón) de Vigo en 1966. El arrastre se hacía por popa, al igual que el Guasa. Fue todo un éxito, a diferencia de los barcos bacaladeros, que requerían una tripulación más especializada que no había en las islas.

A finales de los años 50, antes del triunfo de la Revolución cubana, la flota pesquera del país era una procesión de embarcaciones artesanales a remo o vela. Los útiles de pesca no lo eran, con métodos propios del Robinson Crusoe novato: liña (de cordel), anzuelo y paciencia. Si acaso la atarraya y, con suerte, aparejos de pequeño tamaño. Bajo el mandato de Fulgencio Batista una misión norteamericana relataba esta realidad en el conocido como Informe Truslow. "El valor de la pesca es de unos cuatro millones de pesos anuales. Así se da el caso de que Cuba, país próximo a algunos de los campos de pesca más importantes del mundo, ha de importar cada año productos pesqueros por valor de cinco millones de pesos". Tras un incipiente desarrollo de las cooperativas en regiones donde habían desembarcado emigrantes gallegos (Manzanillo, Pilón, Caibarién), el sector no empezaría a coger músculo hasta mediados de los años 60. Y lo haría a bordo de barcos construidos en astilleros de Vigo.

El know-how estaba en la ría. Bajo la dirección de Alejandro Barreras, Astilleros y Construcciones (Ascón) había construido ya en 1961 el primer barco congelador de España, el Lemos, por encargo de Pescanova. El mismo ingeniero firmaría en La Habana un megapedido de veintiséis arrastreros congeladores con rampa por popa -el primer rampero español, el Vimianzo, también era de Pescanova- y 112 metros de eslora para reforzar la compañía Flota Cubana de Pesca. Otros veinte palangreros de deriva, refrigerados y casi un centenar de camaroneros nutrieron de actividad los astilleros vigueses (también asturianos y vascos) en los prolegómenos y miserias de la gran crisis del petróleo. Los veintiséis arrastreros, construidos en Ascón y Barreras, se consideraron en su momento el mayor contrato de construcción de buques de pesca en astilleros estatales, como apunta la histórica revista Industrias Pesqueras en su edición de diciembre. El broker Magín Ferrer actuó como mediador entre ambas partes.

La inspiración

Los buques fueron bautizados con nombres de ríos de Cuba; el diseño, de la viguesa Tecnaco (del desaparecido Fernando García del Valle, también expresidente de la Diputación de Pontevedra). La serie se inspiró en la serie de ramperos Miño, Sil, Gondomar y Gelmírez de la multinacional de Chapela, equipados con fábrica de harina y aceites de pescado. Su autonomía -podía albergar 900 toneladas de combustible, que permitían cien días de faena- musculó la flota de gran altura del país. "La labor emprendida por aquellos emigrados gallegos en la pesca en el Golfo de México y en otras zonas de la plataforma insular cubana sentó las bases para la creación de una flota de altura nacional y de cooperativas pesqueras a lo largo del país", publicaba la revista Mar y Pesca, fundada en 1965 por iniciativa de Fidel Castro.

Porque de Fidel, cuentan en el sector, surgió la idea de lanzar la industria pesquera cubana y contar con Galicia para hacerlo posible. "Usted saben que a los pescadores les pagan una miseria y luego lo venden carísimo [...] Hay que mejorar la pesca y mejorar nuestra industria del pescado", exhortaba el descendiente de gallegos en junio de 1959. Castro utilizaría después los puertos de Vigo y Las Palmas para reparar los barcos, realizar los transbordos y cambiar las tripulaciones, época que la revista Industrias Pesqueras relata como "años de encuentros y reencuentros entre cubanos y gallegos, de creación de amistades y hasta de nuevas familias cubano-gallegas".

Uno de los barcos construidos en Vigo, el Alecrín (gemelo del Joturo) tuvo además su propia historia, engendrada en la disputa que mantenían entonces dos países ahora hermanados: Cuba y Venezuela. Construido en las gradas del centenario astillero Construcciones Navales Paulino Freire en 1966, en noviembre de 1968 fue capturado por la Armada venezolana. "Dos unidades venezolanas capturaron la nave cubana denominada Alecrín mientras navegaba en el mar nacional, al este-noreste de la Isla Margarita", publicaba FARO DE VIGO el 22 de noviembre de ese año. Sus 38 tripulantes, reconvertidos en marineros tras proceder de distintas actividades, se habían enrolado después de un mitin de Fidel Castro en Santa Clara para animar a los jóvenes a trabajar en la mar. Fue, con uno de los camaroneros (de 99 construidos, uno quedó por el camino en el océano) el único con mal fario del macropedido vigués.

Compartir el artículo

stats