El petróleo es una de las principales commodities (mercancías) de la economía mundial. Si su precio sube en origen todos los productos que se elaboran en base al crudo se encarecen y, por lógica, debería ocurrir lo mismo a la inversa. Pero no siempre es así. El barril de Brent (referencia para la cotización en Europa del petróleo) se ha abaratado respecto al verano pero el litro de gasóleo no ha dejado de subir en las últimas semanas. El coste en Galicia era ayer de promedio de 1,106 euros, según los datos oficiales del Ministerio de Energía, el nivel más alto de los últimos catorce meses. Desde agosto el diésel se ha revalorizado un 5,4%, y se nota en cada paso obligado por la estación de servicio. Hace tres meses llenar el depósito de combustible (de una media de 50 litros y de gasóleo) costaba 52,45 euros en la comunidad; ayer pasaba de los 55,3, una subida de casi tres euros solo desde el verano.
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Pero existe una notoria dicotomía entre la evolución del coste del gasóleo y el del petróleo, que en teoría debería ser bastante parejo. El Brent cerraba la sesión del viernes (que serviría para fijar los precios en los surtidores de ayer lunes) en los 48,24 dólares. Con esta cotización el precio en Galicia era de esos 1,106 euros el litro. Pero en agosto el Brent cotizaba próximo a los 51 dólares (50,89), y de media el gasóleo costaba en la comunidad 1,049 euros el litro. Es decir, que en el mismo periodo (tres meses) la principal materia prima con la que se elabora el combustible se abarató en más de un 3%, pero los carburantes se encarecieron por encima del 5%. Febrero fue el mes más barato para repostar combustible en Galicia del último año, con un coste de 0,962 euros el litro. Desde entonces al gasóleo cuesta un 10,4%; el valor del petróleo, por contra, ha bajado una décima en el mismo tiempo.
Más impuestos
Esta situación se agravará con la previsible (y descontada) subida de impuestos que prepara el gabinete de Cristóbal Montoro y que atacará a tasas indirectas (se abonan con independencia del nivel de renta) como la que grava los carburantes o el tabaco. Por cada 20 euros que gasta un conductor en gasóleo para su coche, más de 10,6 son impuestos estatales. En Galicia hay que sumarle el llamado céntimo sanitario, lo que eleva esta factura en 0,048 euros por litro (unos 90 céntimos para este caso).
De acuerdo a los datos oficiales el coste medio del litro de gasóleo era ayer de 1,05 euros en el conjunto de España, cinco céntimos más económico que en Galicia, y el repostaje completo de un depósito medio asciende a 52,85 euros (2,55 euros más barato). Porque las gallegas siguen siendo las provincias peninsulares más caras, sobre todo Pontevedra y Ourense. En la primera el litro cotizaba ayer de media a 1,11 euros el litro; en la segunda, a 1,112. A Coruña era la más barata, con el litro de gasóleo a 1,099, por los 1,105 euros de Lugo. En esta última provincia se situaba este lunes la estación de servicio más económica de la comunidad, con el diésel a 0,926 euros el litro (de una cadena independiente); la más cara estaba en Taboadela (Ourense), a casi 15 kilómetros de la ciudad de As Burgas.
El efecto del céntimo sanitario en Galicia provoca situaciones curiosas. En A Rúa de Valdeorras, y como consta en la información del Ministerio, el litro de gasoil costaba ayer en una de sus estaciones de servicio 1,139 euros, por los 1,069 euros de Ponferrada. Ambas localidades están separadas por solo 55 kilómetros pero llenar el tanque en la castellano-leonesa cuesta 53,45 euros, tres euros y medio menos que en la gallega.
Aunque las estadísticas oficiales reflejen que no hay un vínculo estrecho, la reunión de mañana en Viena de los países productores de petróleo (OPEP) marcará la evolución del petróleo durante las próximas semanas. Si el Brent se encarece, los combustibles lo harán también; si cae por debajo de los 49 dólares es poco probable que su efecto se deje notar rápidamente en la estación de servicio.
