Primer aviso a navegantes del nuevo patrón de PSA-Vigo: la planta tendrá que volver a competir con las fábricas low-cost del grupo por nuevos lanzamientos en un futuro, como ocurrió a finales de 2014 con el proyecto K9 (la próxima generación de vehículos comerciales ligeros de PSA y Opel). "No hacerlo sería nefasto, y podría ser el fin", advierte Frédéric Puech, que asumió oficialmente la dirección de PSA-Vigo y del polo industrial ibérico de la multinacional automovilística francesa el pasado octubre, en una entrevista en la revista interna de los trabajadores de Balaídos (Planeta Vigo). Puech ensalza además la planta lusa de Mangualde, "actualmente la que más se aproxima a la Usine Excellente", el concepto de fábrica excelente desarrollado por PSA: "Es muy eficiente".

El nuevo patrón reconoce que las tres fábricas del polo industrial están "en una buena situación", lo que ha permitido la llegada de nuevos proyectos a todas (K9 en Vigo y Mangualde, V20 en Vigo y F3 en Villaverde, Madrid), "pero no hay que detenerse". "A medio plazo hay objetivos muy concretos: lograr que los lanzamientos ya previstos sean exitosos, mejorar constantemente la calidad y reducir los costes de fabricación", explica. Puech va más allá y asegura que los vehículos atribuidos a Vigo y a Mangualde, en referencia a las tres furgonetas del proyecto K9, forman parte del plan de producto del grupo. "Son vehículos de gran volumen que deben aportar una rentabilidad importante a la empresa", argumenta.

El responsable del polo ibérico hace también alusión al proceso de transformación de PSA-Vigo hacia la industria 4.0 -"Estamos viviendo un momento crucial en la trayectoria de esta planta, con cambios muy visibles"- y avisa: la competencia con las fábricas low-cost del grupo continuará en el futuro. "La disyuntiva que se planteó para conseguir los nuevos modelos, y que continuará presente en el futuro, es muy sencilla: optimizar los costes nos hace competitivos, incluso ante las fábricas instaladas en países low-cost; no hacerlo sería nefasto, y podría ser el fin", advierte. Puech apuntó que una de las fortalezas de Balaídos es el modelo cooperativo desarrollado con los proveedores y su entorno, que "favorece mucho su competitividad".

Clave de ruptura

"Creo que todos compartimos la elección: queremos seguir en la carrera", justifica el director de Balaídos. Además de la transformación de las instalaciones y la introducción de nuevas dinámicas logísticas, Puech asegura que la propia plantilla de Vigo debe afrontar una transformación en "clave de ruptura". PSA-Vigo libró una dura batalla en 2014 con la planta eslovaca de Trnava por el proyecto K9, en la que Balaídos se impuso después de un importante ajuste de costes. En los próximos lanzamientos, el centro vigués tendrá otro serio competidor: la fábrica en construcción del grupo en Marruecos.