La economía española crecerá este año el 3,2%, la misma tasa que en el pasado ejercicio, pese a a que el país ha estado los últimos once meses con un Gobierno en funciones, según la previsión divulgada ayer por la Comisión Europea (CE). El ejecutivo comunitario prevé la continuidad del crecimiento en los dos próximos años, pero con una tendencia hacia la desaceleración: en 2017 España crecerá el 2,3% (nueve décimas menos) y en 2018, el 2,1%.

El peor pronóstico europeo para España vuelve a guardar relación con las indomables cuentas públicas del país. La deuda pública se atenuará este año en relación a la riqueza nacional (cerrará en el 99,5% del PIB) pero volverá a repuntar, pese al crecimiento económico, y se mantendrá al cierre de 2018 en el 100% del PIB, un nivel peligroso que España alcanzó en agosto pasado por vez primera desde 1909.

Las autoridades europeas son también pesimistas sobre el cumplimiento de los objetivos de déficit público. La UE cree que España sí cumplirá el compromiso de que el descubierto presupuestario no supere el 4,6% del PIB este año, una vez que Bruselas aceptó trazar una nueva hoja de ruta para equilibrar las cuentas públicas españolas ante los incumplimientos en 2015 y los previstos para 2016. Estando aún en funciones, el Gobierno elevó los pagos fraccionados del impuesto de sociedades para incrementar la recaudación y reconducir el déficit hacia el 4,6%.

En cambio, los pronósticos de Bruselas para 2017 refuerzan la tesis de que el país tendrá que abordar un ajuste de alcance. La Comisión estima que el déficit no bajará el próximo año del 3,8%, siete décimas por encima del límite comprometido por España. Esto es, para cumplir lo pactado se necesitarán medidas presupuestarias (mayores ingresos o menores gastos) por valor de unos 7.700 millones de euros.

Con un crecimiento económico esperado casi un punto inferior al de este año (2,3% en 2017 frente al 3,2% estimado en 2016), el comportamiento del PIB no facilitará las cosas al nuevo Gobierno de Rajoy, en minoría. Bruselas ha dejado claro además que España debe abordar un ajuste de naturaleza "estructural" de 5.500 millones; esto es, que sea resultante de recortes o reformas tributarias que surtan efectos estables en el tiempo, con independencia del momento del ciclo económico. Esa nueva tanda de austeridad habrá de plasmarse en el proyecto de Presupuestos del Estado que el Ejecutivo de Rajoy negociará en primer lugar con Ciudadanos y luego con otras fuerzas de la oposición.

El ministro de Economía e Industria, Luis de Guindos, calificó ayer como "positiva" la revisión al alza del crecimiento español para 2016 hasta el 3,2% y el pronóstico de que en este año se cumplirá el nuevo objetivo de déficit. Sobre las previsiones para 2017, De Guindos afirmó que la desaceleración económica que se augura "no va a ser tan intensa como la pinta" Bruselas (2,3%). "La economía española va a entrar con fuerza en 2017 y eso garantiza que el crecimiento estará en el entorno del 2,5%", dijo el ministro, y matizó también que los cálculos sobre el exceso de déficit para el próximo año están hechos "en ausencia de cambios en la política económica", dando a entender que el Gobierno está en disposición de acometer reformas que moderen el desfase.

Pese a la ralentización prevista para el PIB en 2017, España se perfila de nuevo como la economía europea de entre las principales que registrará un crecimiento más intenso durante los dos próximos años (ver gráfico adjunto). El avance del país será claramente superior a los de Alemania y Francia y duplicará el que se pronostica para Italia. La Comisión Europea estima que la tasa de paro bajará al 18% este año y al 16,5% en 2018 (frente al 19,7% de este año). Pero en ambos años, España tendrá el déficit público más alto de la zona euro.