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La industria de automoción

La automoción viguesa estrena los "cobots", el compañero de acero

PSA, Faurecia y Benteler introducen los primeros robots colaborativos o "cobots", que cambian el paradigma de interacción hombre-máquina - Estos autómatas están concebidos para trabajar "codo con codo" con personas

"Kuka", uno de los dos robots colaborativos que tiene la planta de Faurecia Asientos de Galicia. // J. Lores

Kuka trabaja en la línea de montaje de asientos de la planta de Faurecia en Valadares, pero al contrario que sus compañeros, no es humano. Kuka es uno de los dos robots colaborativos o cobots (un brazo manipulador de la marca Kuka Robotics al que la plantilla llama simplemente Kuka) que esta planta de la multinacional francesa de componentes ha instalado en su proceso de transformación hacia la industria 4.0. Estos autómatas de última generación, que en la automoción gallega ya se emplean en las factorías de Vigo de los grupos PSA, Faurecia y Benteler, se distinguen de los robots tradicionales en que realizan su actividad "codo con codo" con personas, lo que modifica el paradigma de interacción habitual entre hombre y máquina.

Los cobots están concebidos para ser instalados al lado de los trabajadores sin tener que utilizar vallado de seguridad (como los robots industriales), minimizando la inversión en celdas de protección y asegurando un mejor aprovechamiento de la superficie industrial. Están dotados de un sistema de sensores que hace que la máquina ralentice sus movimientos e incluso se pare si detecta riesgo de contacto con las personas. Y son capaces de realizar todo tipo de tareas, como manipulación de productos, pick&place, packaging, ensamblaje, lectura de códigos? Están concebidos para asumir tareas que supongan penosidad o gran esfuerzo físico para los empleados y a la vez representan un ahorro de costes.

El primer robot colaborativo en la automoción gallega se instaló el año pasado en la planta de Balaídos del Grupo PSA para la automatización de la lectura de los códigos de barras situados en varias de las diferentes piezas que conforman el tren delantero de los modelos Berlingo-Partner (B9) y C-Elysée-301 (M3-M4), como avanzó FARO, y en la actualidad hay dos cobots en la línea de motores de la nave S. Al centro de la multinacional automovilística francesa -fue la primera fábrica de PSA en utilizar esta tecnología, con la de Rennes- le han seguido los de Faurecia Asientos de Galicia y Benteler Automotive, aunque ya hay otros proveedores estudiando su implantación.

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La planta de Faurecia en Valadares tiene dos cobots operativos, que los trabajadores han bautizado como Kuka y Cobot, cuya misión es apretar una serie de tornillos laterales de los asientos que luego se envían al centro de PSA-Vigo. Kuka y Cobot (como se ve en la fotografía de la izquierda) comparten espacio en la cadena con los operarios, que ya se han acostumbrado a su presencia. Según explica el director de Faurecia, José María Salazar, la instalación de los robots no fue sencilla ya que tenían que realizar su labor en movimiento, adaptándose a la cadencia de producción (se mueven por la línea). A estos cobots, ubicados en el Sistema 2, le seguirán otros en la línea 1.

También la planta del consorcio alemán Benteler, que estampa grandes piezas metálicas y subconjuntos para varios fabricantes como PSA, Renault y General Motors y que acaba de invertir 20 millones de euros en la transformación de las instalaciones, cuenta con esta tecnología de robots colaborativos, y otros fabricantes de componentes instalados en la comarca están estudiando su uso, según revelan desde el Clúster de Empresas de Automoción de Galicia (Ceaga). Además de por los cobots, los proveedores también se han lanzado a la instalación de AGV (siglas en inglés de Automated Guided Vehicle), vehículos de guiado automático, sobre todo para tareas de logística interna (reparto de piezas).

"Full-Kitting"

Faurecia Asientos de Galicia, por ejemplo, cuenta con 9 de estos AGV -desarrollados en Galicia- para la distribución de las piezas que componen los asientos, que se guían a través de unas bandas magnéticas en el suelo y se detienen ante cualquier obstáculo, como ha podido comprobar este diario. Estos AGV no solo transportan los componentes, sino que al llegar a la línea de montaje los colocan al alcance de la mano de los trabajadores para facilitarles el montaje. La previsión de la planta, que ha sido tomada como centro de referencia para el grupo en digitalización, AGV y cobots, es incorporar otros cuatro AGV próximamente. PSA-Vigo también usa AGV para el reparto de los kits de piezas del sistema full-kitting, implantado por ahora en la línea 2.

Félix Vidal | Coordinador de Estrategias de Robótica de AIMEN

"Su principal limitación es su capacidad de carga, muy baja"

Para Félix Vidal, técnico coordinador de Estrategias de Robótica y Control del Centro Tecnológico AIMEN, los cobots no son la "panacea", pero sí que suponen una evolución importante dentro de la cuarta revolución industrial. Su principal hándicap, por el momento, es la poca capacidad de carga que generan, ya que los más comercializados soportan 3, 5 o 10 kilos. "Fanuc (una de las mayores multinacionales de robótica, con sede en Luxemburgo) acaba de sacar uno de 35 kilos (Fanuc CR-35iA), que es el primero que por capacidad se parece a un robot industrial tradicional", explica.

Vidal, que ha participado con AIMEN en dos proyectos de robótica colaborativa en los sectores de la construcción naval y la automoción, considera que los cobots convivirán siempre con los robots tradicionales porque determinados trabajos, por muy seguros que sean los nuevos autómatas, siempre entrañarán peligro para las personas por las herramientas que manejan. "Aunque el robot esté diseñado para que se pare en caso de contacto con una persona, si el útil industrial que maneja no es seguro, siempre será peligroso", aduce este experto. En este tipo de casos, los robots seguirán precisando de un vallado de seguridad.

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