Una vez asumido el ajuste interno empresarial por la vía de expedientes de extinción o de regulación temporal -lo que explica el récord de ERE en 2009 y 2010 y que afectaron a 549.282 y 302.746 trabajadores, respectivamente-, las medidas de ajuste laboral pasaron a la esfera de la negociación colectiva, que mudó drásticamente con la reforma laboral. Esta norma permitía a las empresas acogerse a una cláusula de descuelgue si no podían asumir revalorizaciones salariales fijadas en convenios sectoriales y adecuar el coste laboral a sus posibilidades. En cuanto empezó a carburar la reforma los convenios firmados pasaron de los 1.582 en 2012 a los 2.502 en 2013, lo que también restó peso a las organizaciones sindicales dentro del ámbito de la negociación colectiva. Según los datos oficiales, de las 6.022 inaplicaciones de convenio registradas desde la implantación de la nueva legislación laboral, el 90% afectaron a las retribuciones. La moderación salarial, otra tónica en el nuevo mapa de empleo en España, ha sido una tónica, con incrementos de salario inferiores al 1%, compensadas en el último año por una inflación casi en negativo.

El porcentaje de asalariados cubiertos por un convenio colectivo apenas ha variado en los últimos quince años, y solo en 2010 y 2011 esta ratio bajó del 70%. Para el Gobierno la reforma laboral permitió la introducción de nuevas unidades de negociación en empresas, cuya relevancia ha aumentado un 156% (en cuanto a los convenios firmados entre 2011 y 2015).