"Las autoridades de Namibia, país que será independiente en la última semana de marzo, han cursado una orden por la que la totalidad de la flota congeladora viguesa que faena en sus caladeros deberá abandonarlos el próximo día 21". Así arrancaba la información de primera página de FARO DE VIGO del 16 de marzo de 1990, una decisión que partió el casco de la flota congeladora de la ciudad, compuesta por un centenar de buques. Namibia se independizaba de Sudáfrica y extendía a 200 millas la jurisdicción sobre sus aguas, cuya abundancia en especies como la merluza había descubierto Pescanova en 1962 por casualidad al estilo de un Colón que encontró en su singladura a las Indias el tropezón de las Américas. Reaccionó la pesquera en febrero de 1991 con la creación de la sociedad mixta Novanam Limited. Este jueves la filial homenajeaba a ocho trabajadores al cumplir 25 años de antigüedad en la plantilla.
"Necesitamos agradecer a nuestros empleados y a sus familias, y confiamos en que continúen formando a nuevos trabajadores para ser capaces de alcanzar el mismo hito", declaró el consejero delegado para Namibia y Sudáfrica de Pescanova, Miguel Ángel Tordesillas. Su padre, Ángel Tordesillas, le precedió en el cargo. Él es cónsul honorario de España en el país, como Francisco Vilas (de las filiales Pescamar y Beiranave) lo es de Mozambique. La compañía, compuesta por más de una veintena de sociedades, emplea a 1.400 personas en la ciudad ribereña de Lüderitz, al sur del país. Es la única joint venture pesquera asentada en esta ciudad -Iberconsa o Marfrío están en Walvis Bay- porque cuando se creó Novanam el otro puerto estaba bajo soberanía sudafricana.
Arrancó la aventura de Novanam con una inversión inicial de 80 millones de rands -unos 750 millones de pesetas-, que se convertirían después en 3.000 millones. Un complejo industrial de 30.000 metros cuadrados gestionado de forma conjunta por Industrias Pesqueras Pescanova de Namibia y Skeleton Coast Trawling, que aún existe en la actualidad. La multinacional de Chapela ponía los buques y la inversión; Namibia, los recursos naturales, el terreno, gran parte de la plantilla y la bandera. El Ejecutivo local, que forjó durante décadas un vínculo casi carnal con Pescanova, había decidido expulsar solo un año antes a 200 arrastreros de 18 países que arrancaban de sus aguas 700.000 toneladas al año.
La aventura viguesa en Lüderitz comenzó con un hallazgo virtuoso. El Andrade se dirigía a África del Sur en 1992 en busca de merluza, pero largó aparejos a la altura de Namibia, llenó las bodegas y tuvo que dar la vuelta. "En el primer lance reventamos las redes, por lo que no pudimos subir el pescado a bordo. Sin embargo, avisé a Vigo y lo festejaron mucho, porque significaba que funcionaba", contó el patrón del Villalba, Antonio Andonegui, al mando de un arrastrero ideado desde Chapela, con la carga en la popa y no por el costado. Hoy Novanam opera más de una veintena de buques a través de sociedades como Novapesca Italia, Skeleton Coast, Deap Ocean Processors, Gendor Fishing, Lalandii o Coastal Marine. Obtuvo pérdidas de 22,45 millones en 2014, pero aporta más de la mitad de las capturas anuales del grupo. Celebra esta semana su primer cuarto de siglo.
