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El futuro de la multinacional pesquera · Junta extraordinaria de accionistas

La banca toma posesión en Pescanova con el objetivo de obtener rentabilidad en tres años

Es el plazo en el que se han comprometido a continuar en el capital antes de venderla -La compañía nombra a su primer consejo no interino desde 2013 con doce integrantes

Panorámica desde la Ría de Vigo de las instalaciones de Pescanova en Chapela. // Ricardo Grobas

Los 1.560 millones de quita que habrán digerido los acreedores de Pescanova para 2034 -con el atenuante del crédito supersenior- serán difícilmente recuperables por mucho que la multinacional recupere el músculo de 2011: 1.671 millones de facturación, 501 de capitalización bursátil y un añorado cuarto puesto en el ranking mundial de compañías pesqueras. Aunque estas cifras estén en cuarentena -KPMG destapó que la empresa estaba en pérdidas desde 2009-, los nuevos dueños mayoritarios inician hoy una carrera para devolver a Pescanova a la "posición de liderazgo que le corresponde" y, de paso, recuperar algo de lo que perdieron con el concurso de la matriz y las filiales en los tres años en los que se han comprometido a permanecer en el accionariado. La multinacional, reconvertida en Nueva Pescanova SL, nombra hoy el primer consejo no interino desde 2013 en una asamblea de la que, además, saldrá nuevo presidente.

La orden del día hace prever, a juicio de los accionistas, una asamblea "corta". Será la beligerancia que muestren los representantes de la vieja Pescanova la que pueda elevar el tono de la asamblea. "El motivo de la queja será la activación del crédito supersenior, ya que no había ningún motivo para no seguir financiándose al 5%", inciden fuentes de la antigua matriz, Pescanova SA. Esta línea de crédito se activó el 29 de diciembre con 83,448 millones de euros y conlleva un tipo de interés al 15% y un sobrecoste (crédito adicional subordinado) de 2,4 euros por cada euro que utilice la compañía. Para la SA esta decisión de la banca, que controla más del 62% del accionariado de Nueva Pescanova, puede evaporar el patrimonio de la compañía a costa de que los acreedores hagan caja.

Los consejeros

El punto que sustenta la orden del día de hoy es la transición de una empresa comandada por un administrador único, Jacobo González-Robatto, a otra por un consejo de administración de doce integrantes. Tampoco han gustado en la vieja Pescanova las formas a la hora de designar este órgano, que será la oposición de Robatto como presidente de la multinacional. "En la documentación que nos han pasado no consta por qué son doce, quiénes son esos doce y por qué hay políticos en él", se queja el representante de un fondo de inversión norteamericano, socio de la pesquera. Y, aunque sí figura expresamente en la orden del día como "determinación del importe máximo anual" que percibirá el consejo, los accionistas ignoran las cantidades. "Deberían haber utilizado la figura del headhunter (cazatalentos) para fichar a la gente por méritos. Hay demasiados políticos en los consejos". La elección de la exministra Elena Salgado como consejera o del primo del exministro Gallardón como suplente dan de comer al enfado permanente de los viejos socios con la banca.

El único que se libra del fuego cruzado es el consejero delegado, Ignacio González, que se incorporó el 1 de febrero tras un proceso de selección en el que -aquí sí- participó Russell Reynolds, headhunter de dilatada trayectoria internacional. Sin posibilidad de conseguir fondos para capex (inversiones de capital), la expansión a nuevos mercados, la dotación de valor añadido a productos como los congelados a granel y la marca Pescanova serán los pilares sobre los que la compañía habrá de asentar su recuperación. Factura unos 1.000 millones anuales -en 2015 superó esa cifra y se benefició, como el resto de la competencia, de la bajada de precios del gasóleo- pero aspira a superar los 1.800 millones de ingresos para cuando haya terminado de pagar la deuda del crédito supersenior (1.261 millones a cierre de 2016, según el plan de viabilidad). Si la compañía se "gana el derecho a invertir", como han incidido tanto González como Robatto, podrá recuperar parte del tiempo perdido desde que estalló la quiebra, en el que perdió activos como Pesca Chile, Lafonia, Antarctic Sea Fisheries o Austral Fisheries, la única joint venture pesquera que había tenido una empresa española en Australia.

Accionistas de la antigua matriz participan del crédito de 125 millones que tildaron de "usurero"

  • El núcleo duro de las entidades financieras (Sabadell, Popular, Abanca, CaixaBank, Bankia, BBVA y UBI) desembolsaron ya 83.448.949,96 euros de los 125 del crédito supersenior, que utilizará Nueva Pescanova para financiar circulante. El importe restante lo aportarán otros acreedores de la multinacional, tanto bancos que no forman parte del G7 como fondos de inversión que compraron deuda tras el concurso y que no sufrieron quita alguna. Es el caso de uno de los accionistas de referencia de Pescanova SA, Broadbill Partners, que tiene el 3,697% de la antigua matriz. Esta sociedad tiene derecho a participar de esta línea de crédito como acreedora, pero su posición en este caso difiere por completo de la del consejo de Pescanova SA, que tachó el supersenior de "usurero". Se trata de una oferta suculenta para los tenedores de deuda por cuanto el crédito en sí tiene prioridad de pago sobre el resto de deudas y conlleva además una compensación de hasta 300 millones, aunque en este caso es deuda subordinada. En todo caso desde Broadbill el interés es que la vieja matriz cotice, para lo que deberá disponer de las cuentas anuales de Nueva Pescanova. Ayer la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, recordó que, si quieren volver al parqué, deberán exponer con un folleto "bien clarito" con un plan de negocio. Esa documentación tendrá que aclarar que Pescanova SA ya no es una firma industrial, sino una sociedad de cartera propietaria a su vez del 20% de la multinacional pesquera.Los interesados en entrar en este crédito tenían que haberlo notificado a Nueva Pescanova el 19 de febrero. A partir de ahí la compañía remitirá a cada ofertante una documentación en la que se les indicará cuánto pueden poner -varía en función de la deuda que tenga cada banco o fondo- y un boletín de suscripción. El proceso culminará el 4 de marzo.

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