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El primer charco de Nueva Pescanova

El fichaje de la exministra Elena Salgado aviva las críticas contra el fenómeno de las "puertas giratorias" - "Aquí hace falta conocimiento técnico", advierten los expertos

El primer charco de Nueva Pescanova

"Cuando negocias cuotas de pesca en Mozambique o inversiones en Namibia te vistes de lagarterana, no te queda otra que hacer lobby. El negocio pesquero es así y siempre va a ser así". Habla uno de los mayores expertos del sector a nivel europeo y partícipe del crecimiento y consolidación de un gigante de la pesca en España. Ya retirado, admite no entender "qué pinta" alguien como Elena Salgado en el consejo de administración de Nueva Pescanova. Lo será formalmente el día 25 cuando la multinacional nombre a las doce personas que han de pilotar la segunda empresa de Galicia por volumen de facturación. Un fichaje que ha resultado ser un golpe de efecto de los máximos accionistas de la compañía, los bancos. Una elección que es un charco a ojos de algunos, una ciénaga para muchos otros. Salgado, ex vicepresidenta primera del Gobierno hasta finales de 2011, ha llevado hasta Chapela un fenómeno inédito en la empresa: el de las puertas giratorias.

Para uno de los exdirectivos de primer nivel en Pescanova la elección de la exministra socialista "no tiene ninguna explicación". En su opinión, el costoso rescate de la pesquera ofrece una oportunidad que las entidades están desaprovechando: la de "corregir un proyecto bien trazado pero muy mal gestionado". De las veinte primeras firmas mundiales del negocio seafood, solo una tiene una integración completamente vertical: pesca extractiva, procesado, venta, marketing, importación y exportación, trading, acuicultura y distribución. Solo una, y es Pescanova. Maruha Nichiro es un inmenso trader, pero no fabrica; Nissui es pesquera, sin acuicultura; Thai Union solo se dedica a la conserva de atún; Marine Harvest es imbatible en salmón, que la gallega perdió por no abonar pagarés por nueve millones de dólares.

¿Por qué se ha decantado la banca por Elena Salgado? "Será una razón de imagen, aunque es discutible en este momento político y empresarial", opina el director general de una firma de la competencia. "Uno de los mayores problemas que afrontan las pesqueras de Vigo es, precisamente, la falta de relevo generacional porque poca gente joven se ha incorporado al negocio". Y es un sector que "necesita mucho conocimiento técnico", de ahí el riesgo que aprecia en las operaciones de compra por parte de fondos extranjeros a empresas gallegas. "No me parece precisamente una experta en la FAO, pero ni ella ni ninguno de los que han propuesto". A falta de conocer los dos consejeros que nombrará la vieja Pescanova, este órgano gestor estará compuesto por los siguientes nombres: Jacobo González-Robatto, Ignacio González, Fernando Valdés, Mariano Riestra, Óscar García, Antonio Couceiro, Ricard Iglesias, Ramón Mas, José Luis Sáenz de Miera y la propia Salgado.

Llegarán a una compañía que ha logrado facturar en torno a 1.000 millones de euros por año pese a su profunda crisis, pero los expertos creen que ha crecido "por inercia". La elevada demanda de productos de proteína marina y la caída del precio del petróleo han actuado como viento de cola, sobre todo en el último año. Pero los retos son mayúsculos. "Los barcos se caen a pedazos, la acuicultura del langostino necesita inversiones con ansiedad, en Mozambique deben negociar con el Gobierno de turno, que es el socio y decide con criterios arbitrarios. ¿Tiene conocimientos que justifiquen su incorporación a la compañía?", cuestiona el mismo exdirectivo de la casa. "¿Van a hablar en los consejos de los consumos de la flota, de las gestiones políticas de primer nivel, del tamaño de las mallas en las redes? No parece".

En las propias filiales, que reconocen que las infraestructuras de producción están "bien acondicionadas", se preguntan si Salgado va a primar como consejera "el buen uso del dinero y el ahorro o el hecho de que tengamos barcos de cuarenta años que consumen quince toneladas diarias de combustible". Pescanova no necesita solo dos barcos, como había anunciado Robatto (quien después puso en cuarentena la inversión). En la empresa aseguran que, como mínimo, se precisan doce nuevos arrastreros. A unos treinta millones cada uno, la cuenta sale a unos 360 millones que nadie se plantea gastar ni siquiera a largo plazo. "Se equivocaron de Elena, porque Espinosa sí que sabe de barcos y de economía con los pies en la tierra". Y, en medio de tanto barullo por este nombramiento, el programa electoral del PSOE, que aspira a formar gobierno: "Regular de manera exhaustiva los conflictos de intereses para evitar el fenómeno de puertas giratorias, fijando un periodo de incompatibilidad de cinco años". ¿Qué habría votado la exministra en los concursos de las filiales, con quitas del 95% para las deudas con la Administración pública?

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