En 2009 Pescanova ocupaba el tercer puesto entre las compañías pesqueras del mundo por volumen de facturación, solo por detrás del coloso nipón Maruha Nichiro (trader) y la noruega Marine Harvest (salmonera). La ventolera societaria de 2013 y 2014 la desplazó al puesto 18, relevante y discreto a la vez, y lejos del podio. Ahora su nuevo consejero delegado, Ignacio González, confía en llevar en volandas a la compañía a la "posición de liderazgo que le corresponde" con dos premisas: trabajo en equipo y sacrificio.
El líder ejecutivo de Nueva Pescanova se dirigió ayer por vídeo a los más de 12.000 trabajadores de la multinacional -en castellano e inglés- para presentarse tras su desembarco en Chapela. "Estoy tremendamente orgulloso de liderar una de las empresas gallegas más emblemáticas y con mayor prestigio a nivel mundial", y avanzó su intención de no renunciar "a plantearnos metas comerciales más ambiciosas y a afrontar una amplia gama de nuevos proyectos y crecimiento en todas las áreas". Una de las debilidades del grupo es su excesiva dependencia del mercado europeo y de productos con poco valor añadido -venta de pescado congelado, sin elaborar-, lo que penaliza sus resultados. Y González es experto en el mercado de gran consumo norteamericano, de cada vez mayor demanda de proteína marina, y de aportar valor añadido a la gama de productos, como hizo en Campofrío.
Al igual que hizo Jacobo González-Robatto a su llegada a Chapela, el nuevo CEO recuerda que la compañía tendrá que ganarse "el derecho" a que se invierta en ella. "Es indudable que tendremos que asumir sacrificios", para lo que aporta su "esfuerzo y dedicación para que Pescanova siga siendo un referente mundial en el sector de la pesca". González valoró especialmente el trabajo de la plantilla durante la dura crisis que atravesó la empresa, pero lanza un mensaje a todos: "El camino no ha hecho más que empezar".
